All illustrations, pencil drawings and pen drawings by Delmy Alvarenga.
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Text Source: El Libro de Los Símbolos. Taschen.
"La esperanza es una cosa con alas"
- Emily Dickinson
Aprende a que la psique tiene su propia fama, sea conocida o no,
que el alma puede brillar como las plumas de un ave.
Deviene en tu propio plumaje, radiantemente,
para que cualquier arbol sea una maravillosa ciudad.
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James Applewhite. Plegaria para mi hijo
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El vuelo de las aves debe haber estimulado nuestra imaginación desde el instante en que las vimos ascender hacia el cielo.
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Las aves no parecen regirse por las mismas leyes de la naturaleza porlas que lo hacemos nosotros. Con la misma levedad de pensamiento, desafían la gravedad, y lo hacen por igual en casa, en el aire y en la tierra. Algunas pueden incluso nadar bajo el agua. El ave forma un vínculo entre el cielo y la tierra, entre lo consciente y lo inconsciente, y se la considera en casi todo el mundo como un símbolo del alma o anima, como la respiración del mundo o el alma del mundo oculta en la materia.
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Las plumas, a veces de gloriosos colores, son lo que hace únicas a las aves en el mundo animal. A diferencia de las serpientes, sus eternos adversarios míticos, las aves son de sangre caliente, lo que les permite adaptarse a todas las estaciones. Su increíble levedad procede de las bolsas de aire que engalanan sus huesos. Las aves se cuentan entre los animales más inteligentess; usan sus picos y garras para crear complicadas herramientas, algunas hablan, tienen sentido del humor y construyen neologismos, y otras son capaces de algo parecido al engaño.
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Regresan año tras año, a veces desde el lado opuesto del mundo, al mismo nido, evocando un sentido de hogar. Los indios de las llanuras de Norteamérica comparaban el círculo sagrado de los nidos con su propio tipo; Alce Negro decía de este "el gran Espíritu significaba para nosotros empollar a nuestros hijos".
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Durante la empolladura y la ruptura del cascarón, los indefensos polluelos siguen siendo cuidados por sus protectores padresm a veces incluso después de que aprenden a volar. Aunque otros animales pueden volar, ninguno representa el incomparable, elegante y variado vuelo de las aves. Sus plumas especializadas les permiten cernerse y remontarse, girar en pleno vuelo, inclinarse o zambullirse a una velocidad increíble o, como el colibrí, incluso volar hacia atrás.
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En nuestro deseo de libertad ilimitada, nos identificamos con el vuelo de las aves. En nuestra imaginación, trascendemos el mundo común abandonando la tierra y el peso del cuerpo. Las alas nos elevan. "La esperanza es una cosa con alas", dice Emily Dickinson. Platón delcaró que "la función del ala es recoger lo que es pesado y elevarlo a la región superior donde residen los dioses". Según Alce Negro: "Las critaturas más importantes son las aladas, pues son las más cercanas a los cielos".
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Cuando estamos dotados de alas
podemos ver las cosas desde la perspectiva terrestre y celeste al mismo tiempo.
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La intuición y la inspiración parecen llegar de improvisto volando y salidas de la nada como primera señal de cualquier acto creativo. Todo tipo de seres alados nos conectan con el mundo del más allá: la blanca paloma del Espíritu Santo y Afrodita, los negros cuervo y grajo, el ángel y el demonio, mitad ave mitad humano, daemon y duende, como las voces del destino, Mercurio, espíritu alado de la alquimia, los antiguos chamanes que volaban a otros mundos con sus alas mágicas; la imaginación misma tiene alas. Y vuelven, cada uno con un mensaje único.
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Es también su canto lo que hace a las aves tan notables. Sus voces no solo son la voz del espíritu, como solemos pensar, sino también las voces de los institos sitos en lo más profundo de nuestro cuerpo; el sonido de la sangre y el hueso, el tejido y los nervios; en resumen, los instintos animales. El canto de las aves nos despierta por la mañana, convidándonos a vivir.
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Las aves saben orientarse e interpretan las señales de las estaciones. Saben cuándo llega la hora de levantar el vuelo y partir para el siguiente y largo viaje. Como llevan incorporado algo parecido a un sextante con una brújula, se orientan con respecto a lo que hay arriba y abajo. Siguen el Sol, la Luna y las estrellas y, cuando están cubiertos de nubes, el campo magnético de la Tierra, cuando atraviesan los continentes y océanos volando.
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En lo más profundo de nuestro ser, nuestros instintos nos indican a dónde ir. Sabemos lo que es cierto. Y contestamos a nuestra vez con nuestro propio canto.
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"El diálogo es la existencia" dijo Rilke.
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En este diálogo del ascenso y descenso, de escuchar y expresar
podemos hallar nuestra propia ave del alma, que nos guía en nuestro trayecto.
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