La expansión de actividades humanas en los océanos ha sido masiva y poco regulada, afectando significativamente la salud de nuestros ecosistemas marinos. Es vital implementar controles rigurosos para asegurar un desarrollo que respete la biodiversidad marina.
La falta de regulación en áreas como la minería de aguas profundas y la pesca industrial ha permitido una explotación que pone en riesgo la sostenibilidad de estos entornos. Expertos y científicos urgen a los gobiernos a establecer normativas claras y efectivas.
El caso de Nauru destaca la necesidad de un cambio. Este pequeño estado insular, que enfrenta el declive de sus recursos naturales históricos, ahora busca en la minería de aguas profundas un nuevo pero controvertido camino hacia la recuperación económica.
