Harold Cano creció rodeado de personas que influyeron en su pasión por la moda y el diseño. Primero, fueron las mujeres más
importantes de su vida, a quienes vio sentadas frente a máquinas decoser.
Luego, fue su interés por el deporte y el baile lo que le hizo comprender la importancia de los trajes de presentación. Sin embargo, se dio cuenta lamentablemente que este rubro no era muy rentable en Perú. Por eso decidió seguir su verdadera pasión: el diseño.
Comenzó estudiando en un centro especializado en modas y posteriormente completó sus estudios con Nina Design.
Desafortunadamente, la pandemia golpeó duramente al país y muchas personas perdieron sus empleos.
En medio del caos económico generado por la crisis sanitaria mundial, Harold tomó una decisión valiente junto con su pareja: abrir un pequeño taller de vestidos dentro del garaje de su casa para ganarse la vida.
Gracias a su constancia e inteligencia para aprovechar las redes sociales como plataforma promocional; logró un rápido crecimiento empresarial alcanzando casi 2 años desde cumplir ese sueño inicial hasta poder adquirir un local mucho más amplio comparado con
donde comenzaron.
