La naturaleza es forzada a abandonar el diálogo estable con los sujetos que transforman y desafían los límites del medio ambiente a través del incremento desmesurado de la producción que tiene como fin la explotación de los recursos. Entonces, ¿Cómo proyectar y habitar estos espacios? 

«El mundo es el sustrato y el escenario en el que la obra de nuestras habilidades procede» (Kant, 1970: 257).

El proyecto indaga sobre la relación del territorio productivo pampeano con la metodología de aprendizaje que propicie la aproximación al medio natural mediante la experimentación .  Para este punto, la relación con la naturaleza aparece como material para proyectar nuevas espacialidades de un aprendizaje práctico vinculado a la experiencia propia del estudiante. 

La materialidad, la tecnología y el sistema son susceptibles de absorber dispersiones y transformaciones espaciales en el tiempo para la readecuación constante de las dinámicas pedagógicas en torno a las singularidades que aportan a la construcción del conocimiento colectivo, eliminando así cualquier tendencia a la universalidad y despojo de memoria. 

El cambio de paradigma radica en la complementariedad, donde naturaleza y humanidad son parte de lo mismo, desarrollando el habitar de manera puntual sobre el enclave productivo.

Por este motivo, la propuesta intenciona otra mirada. Un reconocimiento;

La escuela como espacio de experimentación aprendiendo de la relación de coexistir entre nosotros y la ecorregión natural.

Tierra, agua, aire, fuego como material compositivo del universo.

El pabellón como tipología arquitectónica que propicia la flexibilidad espacial favoreciendo el intercambio.

El taller como escenario.

El humano como actor responsable del futuro.

“La belleza de un jardín en movimiento es la libertad de las plantas. Es como cuando vas a un bosque, buscas más una verdad que un orden” - Gilles Clement

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