El Tratado de Alta Mar, firmado con esperanza y promesa, se encuentra en un limbo de ratificación, reflejando la apatía mundial hacia la conservación oceánica. Este tratado abarca las aguas internacionales, hogar de una rica biodiversidad y vital para la regulación climática, mostrando la necesidad imperativa de su pronta implementación.

A pesar de su importancia, la respuesta global ha sido tibia, con solo dos países comprometidos formalmente. Este desinterés amenaza no solo la diversidad biológica marina, sino también la capacidad de los océanos para combatir el cambio climático. La protección de las altas maras no es solo un deber ecológico, sino una inversión en nuestro futuro compartido.

Frente a este desafío, el diseño y la creatividad pueden jugar un papel crucial en la sensibilización. Mediante el arte y el diseño, podemos ilustrar la belleza y la fragilidad de nuestros océanos, impulsando una llamada a la acción que trascienda fronteras y discipline. Es momento de que la comunidad creativa se una en la lucha por la conservación oceánica.