La creación de publicidad infantil lleva implícita la responsabilidad de proteger y fomentar el desarrollo positivo de los niños. Este proyecto visualiza campañas que sirven como modelos de comunicación ética, donde la integridad y el respeto por el joven público son primordiales.
A través de diversas campañas, se muestra cómo se puede equilibrar la creatividad con la responsabilidad social, promoviendo productos y servicios de manera que contribuyan al bienestar y educación de los niños, sin comprometer su salud mental o física.
Cada pieza refleja un compromiso con la promoción de hábitos saludables y la educación, demostrando que es posible para las marcas ejercer una influencia positiva en sus jóvenes consumidores, al tiempo que se respetan las regulaciones y se fomenta un consumo consciente y razonado.