Amores de Abril.

Me hubiera gustado empezar lo que escribo con la mejor dedicatoria del mundo, lo malo, es que me encuentro triste y no sé si a todos los artistas les suceda pero mis sentimientos y mi productividad van mucho de la mano. Somos uno mismo diría la banda que todo México vio crecer.
Esto me aterra, en ocasiones vivo dualidades opuestas, hace mucho tiempo que realmente no disfruto de mis días. Aunque me he percatado de lo curativo que es para mi la aventura.
¿Les he dicho que conocí el amor? Por fin y por primera vez pude sentir lo que es querer tener pegadito a alguien. Todas las veces que me desperté antes de ti, te veía un minuto dormido, me enamoraba y me quedaba atada a la cama todo el día. Eso nos pasó, mi falta de estrategia.
No quise salir a la calle y esforzarme por lo que tenía. Es que me hiciste creer que lo nuestro ya no valía la pena.
Esta es la parte en donde escribiría características de tu persona. Pero no soy nadie para juzgarte, cada quién hace lo que le pega la gana.
Cada quien recita poemas a otras personas y eso me pesa. Que de la manera más rápida encontré algo que me entretuvo un poquito, y es que sólo quería un poquito de locura en mis días.
Quiero decirte que te voy a olvidar, cómo a esa gente que mientras uno se baña, aparecen de la nada.
Voy a extrañarte los primeros días, meses quizá, pero después encontraré mis sueños y empezaré a caminar.
No sabes cuánto te quiero, te querré, te quise siempre...

Manola : Ana Sofía.
Avena por las mañanas.

Le temo al frío como si yo fuera una hormiguita y comenzara a llover. Es increíble lo que el invierno provoca en mi ser.
Me di cuenta que necesito sol para sobrevivir.
Entonces resulta que soy igual que el invierno, corazón frío, sangre fría y terror en la nieve.
A lo mejor en mi otra vida morí en un campo nevado pero es que detesto el frío, sentirlo en mis manos o en mis pies.
Es exquisito conquistar mi aprendizaje, hoy en día todo quiere volverse rosa. Incluso las canciones nos hablan de esperanza.
Gozo de una comodidad que muchos envidiarían, pero saben, nací para esto. Soy destinada al éxito del futuro. Van ver.
Y si no, nos morimos juntos. Chingue su madre.

Manola : Ana Sofía.
Dilo caliente.

Hay travesuras que repetiría cien veces y no me sería suficiente. Existe en mi persona un diablito pequeño todo hermoso que se pasa el bendito día friega y friega con que se salga con la suya. Tengo la personalidad de un elefante pero la ferocidad de un león o leona, en mi caso, he conquistado con miradas lanza fuego y he dominado con pocos números en el póker. Pero siempre gano.
Siempre tendré lo que se me antoja y durante toda mi existencia buscaré reglas para romper, ideologías que compartir, quiero escuchar el mundo entero para poder aprender.
Quiero escucharte decirme te quiero y lamerme toda la piel.
Hoy por hoy creo que todo es posible, que nada me detiene y que los límites solo aparecen en mi mente.
Voy darte toda mi pasión, mis ganas y hasta mis dolores, voy a cansarte de tanto labores y voy a dormir junto a ti, hasta que mi cariño se marchite.
Quiero jugar a ser buena, a ser santa, quiero obtener regalías puras y tantas. Empezaré a tomar decisiones que no soportarás.
Voy a luchar hasta el final por mi ideología aunque no te guste, aunque te cueste mi vida, te quiero amar durante toda la vida.

Manola : Ana Sofía.
Dos caminos

El primer camino es de esos caminos que uno encuentra abandonado, con maleza alta; con telarañas de bibliotecas y sonrisas apagadas.
De inspiraciones muertas.
En cambio, el otro camino me suena a valentía... a hacer una de las tantas mías, aparecer en ese mundo que me falta por conocer. Llenando mi curiosidad y dejándome llevar por la marea pesada. Convirtiéndome en dragona.
Aunque al final de los finales. No sé qué camino tomar, porque, aunque no me lo crea, siempre termino yéndome por la melancolía ingrata, por los momentos de lágrimas y la motivación oscuramente profunda.
Sigo sin entender muy bien esa parte de mí.
Sigo sin entender mis errores desesperados.
Sigo teniendo miedo a perderme.
Sigo esperando alguien que se atreva a salvarme. Pero no lo harán, porque me toca a mí,
Me toca soltarme el pelo,
Y ser feliz.

Manola : Ana Sofía.
Emily

Me aterra imaginar que mientras yo dormía tranquila, tú visitabas el purgatorio,
justo del otro lado de la cama.
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El miedo a perderme,
rebobina cualquier sentimiento,
sangra gran parte de la médula ósea, mata las últimas neuronas cazadoras,
y muero,
porque sin mi persona,
la muerte deambula cerca de la ventana.
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¿Qué debería hacer con tanta pena?, canciones, a lo mejor,
o unos cuantos poemas, sinceramente lo único que busco,
es ser sirena mexicana,
de las que pintan y se enamoran,
de las que visitan y convierten luz cualquier cosa, de las que se aman y disfrutan,
sólo pido besos en primavera,
sexo en invierno,
y amor de otoño otoñal,
con sabor a vino blanco, queso y arroz.
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Sueño todas las noches con tus besos subatómicos, Camino e imagino tus caricias gratas,
Huyo del olvido y la falta de recuerdos,
A la hora de la comida,
Me siento, y puedo sentir tu boca con la mía, Así estoy, todo el día,
Pensando en nosotros.
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Esas noches de locura, resultan ser tesoros entre tanta penumbra.
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Me siento tan estúpida por el simple hecho de haberme enamorado.
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Se me ocurren un millón de ideas para regresar a nuestra fogata en medio de la nada.
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Ahora entiendo que el gran amor de mi vida lo encuentro en mi casa, en mi cuarto, en mi cama y me sonríe frente al espejo.
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No pienso subastar mi cariño, por besos acomplejados.

Manola : Ana Sofía.
Folklore glorificado.

Qué lindo día el que sucede,
Hasta el viento no se da cuenta de los temores, La calle huele a flores,
Y yo callada tomando tequila cede y cede,
Te quiero contar sobre nosotros,
Te quiero ofrecer un beso feroz, Para que así nosotros dos,
Pasemos los días entre gozo y gozo,
Jugando a ser fuertes, Diciendo que me quieres, Teniendo tus manos firmes, Te doy un beso y a dormirme,
La vida misma me ha ensañado todo, Hoy en día no me pido permiso, Tomo lo que es mío,
Y doy caso omiso,
Quiero recordarte sobre disfrutar,
Tengo que decirte que la salsa, el baile y de más, Son piezas fundamentales a la hora de amar, Pero tranquilo, solo quiero una noche más,
Confesarte lo mucho que te quiero y soñar, Te digo que hubiéramos sido libres,
Tontos enamorados que solo pueden bailar, De lo enamorados de la vida que están.

Manola : Ana Sofía.
Galletita de Mantequilla sabor a nuéz.

Es increíble la manera en que me siento, puedo estar cansada pero a la vez sincera.
Ya no me siento capaz de muchas cosas pero he evolucionado en muchas otras. Me levanté pensando en lo que no ha sucedido porque le temo al futuro, le temo a la falta de pan y a la falta de respeto.
Me arrepiento muy seguido de algunas decisiones, pero siempre termino en las mejores condiciones, juego a mi suerte y no puedo morder con mis muelas derechas por la falta de constancia en mis actos, lo tengo que decir y soy como dije, muy sincera.
Y es que mis muelas nunca salieron y por eso no las hice trabajar. Se volvieron flojas, como mi eterna soledad.
Todos soñamos con metas y fechas pero me he topado con persianas cerradas imposible de ejecutar, y es sólo por mi manera descalza de caminar.
Lamento lo de anoche... no quise enamorarte pero sucedió, así como la gripe y fiebre. Así como lo letal que te vuelves.
Sueño despierta pero vuelo muy alto y bastante más alto sin darme cuenta que la vida es lenta pero tampoco inquieta.
Quiero ser humana, quiero ser apasionada y comentar mis lujurias, mis más grandes travesuras. Quiero besar y tomar de la copa más fría para morirme de esta, mi eterna melancolía.

Manola : Ana Sofía.
Gotitas de huelga.

Me faltaba el aire, sentía un tremendo vértigo por las manos, los dedos, la cabeza, mis piernas y todo el cuerpo. Agrégale a eso inseguridad con una pizca de incertidumbre y madre mía, la que se armó.
Por primera vez sentía que era cierto, y eso me ponía muy emocionada, sentía que me iba a regalar un día.
Me sentía en las nubes, prendí la bocina a tope con “Viva la Vida”, sentía un rush en el alma muy rico, de esos que pasan por las tardes de sueño y solo esperan un beso, una caricia, lo que sea, para llevárselo por siempre.
Habías dicho que a las tres pasarías por mí, y es que eres tan inteligente.
A las dos y media de la tarde estaba lista, para ti, para mí y para nuestro encuentro.
No lo creía, al contrario, creía que todo era un chiste, que se le había pasado el tiempo pero no tardaría en llegar.
¿Saben? Hay un momento en nuestras vidas que de verdad sólo sucede una vez, decimos tener muchas primeras veces pero esas ya están establecidas... algún día pasarán.
A las cuatro de la tarde yo me había vuelto loca, no sabía que hacer, si llamarte para gritarte o cancelarte como estúpida.
A las seis me perdí y no encontraba rumbo, así que tome el primer bus que me dejara lejos de ti, lo más lejos.
A las ocho ya estaba en casa, ninguna señal de vita. Cómo si se lo hubiera tragado la tierra.
Ya no toleraba la luz de la noche, quería que fuera de día, que me pegara el sol, que esto fuera un sueño. No me lo puedo creer todavía.
¿Cuánta maldad existe para hacer algo de esa magnitud?
A las nueve de la noche sucedió lo inesperado, lo que tanto rechazaba mi existencia.
Entró el doctor a la sala diciendo que mi mal de amor no tiene cura y que por última vez en la vida tenía el corazón roto.
Lo que no sabía el doctor es que desde las once de la mañana ya había escuchado algo romperse.

Manola : Ana Sofía.
Hoguera voráz.

Tengo que ser sincera conmigo misma.
Ya no eras lo que fuimos en su momento,
Pero yo tampoco,
Y ahora resulta que no puedo olvidarme de ti,
De tus besos en la espalda,
De tus ojos al momento de enterarte que había sido una loca más, De tu pelo en las mañanas,
Gracias por dejarme construir una pequeña casa.
Me encantaría ser más mujer,
Lo qué pasa es que estoy algo dañada,
Era el momento perfecto para salir adelante, Enamorada, con dinero, con oficio y con sueños, Pero las cosas nunca suceden como planeamos, Por testarudos y risueños.
Todavía no comprendo mi paradero pero sé que no te involucra, Que tu enseñanza expiró hace días,
Que tus penumbras ya no me incumben.
Es la primera vez que me enamoro señoras.
Por eso la mala leche, Y la maldita locura.
Detesto los celos y que me vuelvan tan insegura, Hoy aprendo a soltarme,
A querer cambiar patrones,
A trabajar por los sueños,
Lo único que quiero es que mi cuarto deje de oler a droga, Y empiece a oler a humedad.

Manola : Ana Sofía.
Jésus.

Creo que la vida va poniendo pruebas a personas que necesitan aprender a ignorarlas, a solventarlas y a simplemente aprender de ellas.
Tengo la estrategia perfecta para complicarme la vida, desde no permitirme llorar por debilidad, hasta creer que merezco que las cosas me salgan mal por el hecho de que si no me cuestan, o si no son eternamente imposibles... no son de mi interés. No son de mi calibre.
Es difícil creer, muy difícil soñar, sentir que puedes alcanzar las metas que te propongas.
Nos gusta bailar por las noches y sentir que nos aman, nos encanta sonreír y gritarle al mundo que hoy existimos, que estamos vivos y que estamos amando.
Me gustaría entender este gen que poseo, viene desde que tengo memoria, tengo miedo de sufrir, miedo o rencor. Es totalmente destructible.
Soy excelente para hacer de los problemas pequeños unos problemas monstruosos rellenados de pura poesía para hacerlos significativos en mi historia.
Es que siento mucho, puedo lograr percibir como mi corazón se va crujiendo poquito a poquito pero se despierta luchando todos los días para salir adelante, para seguir creciendo, para ser dominante. Yo sólo espero felicidad, de esos días donde los sueños son posibles y son bonitos, me encanta luchar conmigo misma, ¿por qué no luchar contra el mundo? quiero que cantes mis plegarias. Que sueñes en viajes desconocidos, que seas valiente al entregarme tus cartas.
Anhelo el momento en que se me pase, que las cosas salgan de maravilla.
Voy a reconocerte frente al mar, y todo lo que tengo que sanar. Sanará.

Manola : Ana Sofía.
Langosta de Monte Carlo.

Entre tanta angustia, entre tanto vicio y entre tanto amor algunas de olas que llevo conmigo se alejan veinte kilómetros de distancia, para terminar con un tsunami de melancolía.
Ya no quiero quejarme —dijo Pepe a la hora de la comida. Y es que lo entiendo, es sumamente cansado ir por el centro de la ciudad viendo todo lo que le falta, lo que cambiarías y lo que mejorarías.
Pero algunas otras veces, recuerdo; me detengo en la parada de bus número treinta y me embarco en una nueva aventura, lejos de tanto polvo, de tanto alcohol y sobretodo de tanto veneno.
Me bajo en algún pueblo desconocido y empiezo a ver colores que antes no veía, que antes sufría.
No se cómo hizo Gandhi para afrontar la maldad del ser humano, pero vivió con paz, aunque fuera mentira... vivió predicando lo que quería.
Soñar tan grande puede salir caro y la mayoría de veces solo quiero estar tranquila, tomando café o té de manzanilla pero siempre consciente de lo que soy y de lo que ahora tengo.
Ya no puedo seguir tratando mal al ruiseñor simplemente porque no quiso hacer lo correcto, mejor besarlo y recordarle lo que llevo dentro.
Aunque nos cueste demostrarlo, aunque cueste controlarlo. Habrá que creer en el poder de los superiores y confinar en qué podemos lograrlo.

Manola : Ana Sofía.
Luna.

Voy a platicarte lo que me gusta, la posición en la que recito mejor los orgasmos, todas las piezas que me faltan por entender.
Es curioso como buscamos ser libertad incansablemente, festejamos al valiente con todo lo que nos representa, los envidiamos y hasta los reconocemos con fiesta.
Aunque y lamentablemente, en el momento de estar presente ante aquel monstruo de seis cabezas, escapamos dejándonos guiar por la marea o por eso que muchos llaman sistema.
Soy de esas antimodelos que buscan la droga para dejar al alcohol temblar mis piernas, conquistar mis caderas.
Me gusta sentarme ante el sol con un buen libro y una copa de vino.
Lucharé durante mi existencia para obtener amantes pasionales, de esos que tienen experiencia y juegos maestros.
Viviré al borde del abismo, matando neuronas, total algún día moriré.
Quiero queme nombren bruja pero a la vez diosa.
Tendré las agallas suficientes para dejar el timón en manos de las olas.
Gritaré a los cuatro vientos que soy increíble, que soy valiente. Y también callare mis secretos. Total, hoy en día, a cualquiera la llaman hija de puta.

Manola : Ana Sofía.
Manantial feroz.

Encontrarse en las tinieblas da la impresión de ser único, piensas que todo a tu alrededor es mentira, es incrédulo.
Despertar cada mañana sintiendo una presión en el pecho que no deja ser da pavor en contra de las venas.
La ira te corroe y envenena cada espacio de tu ser.
Habrá que transformar, así como los microorganismos en su momento.
Tendremos que dejar de hacer el amor a la bravas. Nos da tanto temor el reflejarnos tal y como somos, nos da miedo amar sin ser amados, nos da miedo dejar para al rato lo que no es importante.
Comenzamos a traicionar a los que nos quieren por falta de contacto, lastimamos al que nunca debió ser lastimado.
Una noche de pronto te tomas una pastillita para conciliar los sueños, esa noche decides dejar de hacerlo.
Tomarme una taza de café resulta el mejor antídoto para mis ojeras pero es que no debería. Tengo que dejar de buscar el gol, para empezar a disfrutar de la estrategia.

Manola : Ana Sofía.
María Lourdes.

Me dan pavor esos trocitos blancos que saben dulce, se lo echan al café o al té, a la jamaica y a la limonada.
Años y años atrás el azúcar era un medio de comunicación, creían que si una persona accedía fácilmente a este, era persona fina de alta sociedad.
Era un sinónimo de poder y gloria. Utilizada únicamente entre los nobles burgueses.
Ese polvito que a veces viene en cubos o en bolsitas me enloquece todos los días, me persigue, lastima mis dientes, mi glucosa y mi alma.
No puedo liberarme de esta cadena tan grande.
El azúcar se metió en mi mente para quedarse. Un día me contó que se marchará, pero no sabe cuándo. Ni cómo, ni el porqué.
Mi mente adicta nuevamente sobrevive vulnerable a causa de tu existencia, como nos mata la droga de a poquito.
Cómo nos quema neuronas.
Cómo se convierte en amiga.
Cómo deparará el destino.
Cómo resultará el final.
Quién sabe, de mientras me prendo el porro y me pongo a caminar.

Manola : Ana Sofía.
Tus canciones.

Tengo tu nariz, tus ganas de vivir, tu sonrisa coqueta, tus ojos tristes, tus ganas de recorrer el mundo, tu libertad tan característica.
Tengo ganas de verte, de abrazarte, de bailarte, de adorarte y sobre todo tengo ganas de dormir a tu lado con el fresquito del aire acondicionado.
Tengo tus lunares, tengo tus piernas, tus ganas de comprar, tus tormentas y tengo hasta tus traumas.
Quiero contarte lo que pasa en mis días, quiero escuchar tu voz en timbres de consejos, quiero comer taquitos viendo películas de miedo, quiero saludarte y decirle a todos que eres el amor de mi vida.
Tengo tus colores, tengo tu malicia, tengo tu poder y tengo tu locura.
Tengo ganas de olvidarte en ocasiones y es que mi corazón está roto desde hace ocho años. Tengo tus señales. Siempre apareces como mariposa, como mar, como alegría.
Tengo ganas de seguir creciendo, de seguir viviendo y de seguir siendo feliz... aunque me cueste al subir montañas.
El tiempo me ha enseñado mucho.
Quiero barbacoa por las mañanas.
Tuve bronca y tuve enojo por los rumbos del destino.
Pero es que soy como tú. Imparable.
Extraño tu latido, tus besos, tus risas, tu voz, tu gente.
Tengo ganas de ser mejor que tú, tengo valentía con la que me doy paz.
Y gracias a Dios o la vida, tengo tus canciones.

Manola : Ana Sofía.
Manola | Escritos.
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