Recuerdos desgajados del devenir del tiempo
y solo dos ojos para mirar la dualidad del mundo
El miedo que nos apresa sin rejas y sin llaves,
Pero que nos abre un horizonte de olvidos para poder seguir viviendo
Sin el dolor y la angustia de los malos recuerdos.
¿Cómo guardar la antigua infancia dentro del cuerpecito frío de la última muñeca?
¿Cómo volver a la vida aquellas inquietudes, aquellas aventuras,
aquellos deseos de ahuyentar la soledad
con la indispensable compañía de la imaginación?