El sonido es una parte crucial de nuestros modo de entender el mundo en su complejidad. Escuchamos la FIA mientras escuchamos el sonido de algunas partes de la vida, el arte, el trabajo, lo rápido. La ciudad que nunca calla.
La crisis se hace presente como una realidadinexorable en la agitada Caracas, unaciudad de constantes cambios y gran inestabilidad, sumergida en unaincertidumbre que ahoga a sus ciudadanos, prisioneros del caos que engloba.
Caracas pareciera tener una agenda propiadentro de la cual se mueve lo arquitectónico. La vida venezolana cotidiana seha vuelto tan impredecible como las vidas en las calles caraqueñas; tanto quees virtualmente imposible planear un curso de vida para más de dos meses sinhaberse interpuesto en los planes algún edificio nuevo, una nueva moda,ministerios o leyes intermitentes. Éste se refleja en la inquietud que trasmiteDalia Ferreira en sus cuadros a demostrar a los ciudadanos transitando en hilosen la incertidumbre de si caerán o no.
Los símbolos de la ciudad son un reflejo delsistema de códigos que se ha creado entre los ciudadanos que transitan “lametrópoli a la cual están condenados". Crean sociedades codificadas dentro de lacual existen redes de símbolos complejos que se comunican independientemente dela realidad social. Es una presencia inminente a la cual se anclanemocionalmente las personas mientras el resto de la ciudad cambia. Éstos, sinembargo, también son capaces de cambio y transformaciones hacia nuevos códigossociales que dejan en segundo plano lo que, en teoría, debería ser loemblemático: lo nacionalista.
"El anclaje emocional en Caracas es con el señor del kiosko, la grua que jamás quitan de la autopista, el señor que divaga recolectando cartón en las mercedes, la hospitalidad de su gente, los mototaxis. Esta lejos de tener un anclaje emocional como lo tiene, por ejemplo, Paris con la Torre Eiffel porque aquí nada es constante, aquí todo cambia, todo muta, se transforma. Inclusive, hasta tus amigos y personas queridas se van, cambian."
&br>br>
&br>br>
