Título: Lo que vi cuando abrí los ojos allá arriba.

No sé bien qué hace el resto del mundo para pensar títulos. Yo hago como una lluvia de ideas en un bloc de notas mientras miro la foto y pienso en distintas cosas que me transmite e intento conectar eso con algo más personal.

Para esta me pasó que fui por muchos temas. Pensé en la importancia de confiar para hacer grandes cosas y lo frágil que es la confianza, o bien en la responsabilidad sobre la confianza que nos tienen los chicos, para los que muchas veces somos su modelo a seguir. Me imaginé también la simpleza de los niños, a esa silla como un cohete que despega dibujando sonrisas y caras de asombro. Y por último me imaginé abrir los ojos allá arriba y ver.

No sé cómo me vino, pero lo relacioné con una vez que iba en un taxi, volviendo de una juntada a la noche. Pasa que en el momento en el que le escribía a una amiga preguntando si había llegado bien a su casa, el taxista que me llevaba de vuelta a la mía —que hasta ese momento venía conduciendo muy rápido— pega un súper volantazo en el instante en el que veo que adelante hay un auto ocupando ya media bocacalle. De alguna forma lo esquivamos siguiendo con nuestro camino, impactados por adentro y, por mi parte, también por afuera gracias al apoyacabezas de adelante...
Esas experiencias son como abrir por un momento los ojos allá arriba y darte cuenta lo frágil que es la vida. Lo mío no fue nada al lado de otras cosas que pasan, sin embargo creo que vale para algo.

De a poco, con los ojos cerrados de nuevo, se va empañando el recuerdo de lo que vimos. Sin embargo, aunque pase el calor del momento, no hay que olvidarse de ser agradecidos por las cosas que damos por sentado.
"porque no es lo mismo que vivir honrar la vida".