Se nos solicitó intervenir una parcela donde ya había operado una posada de 22 habitaciones a escasos 200 metros de Playa El Agua en la Isla de Margarita. Parte de la premisa inicial dada por el cliente era aprovechar al máximo las instalaciones existentes y al mismo tiempo se requería maximizar el aprovechamiento del terreno para construir el máximo de habitaciones que las variables urbanas permitían, 66 en total.

 

Balancear estas dos situaciones fue el trabajo más importante con el cliente: dejarle ver que el valor principal del terreno no eran las construcciones que sobre él se encontraban sino la ubicación de estas en el terreno, y al mismo tiempo reconocer que esas bienhechurías eran una oportunidad para hacer la intervención menos traumática al momento de permisar la obra.

 

En otras palabras, permisar una “remodelación” nos permitiría no sólo evitar arduos trámites que retrasarían la ejecución de obra sino también aprovechar áreas del terreno ya ocupadas y con permiso, que con las variables actuales no hubiesen sido posible ocupar. Todo esto con el fin de conservar áreas hacia el centro del terreno donde se encuentra la actual piscina y numerosa vegetación que, de construirse un proyecto totalmente nuevo, se hubiese tenido que eliminar para poder aprovechar los porcentajes de ubicación y construcción permitidos.