Al realizar el análisis de los ejes transversales de la zona, me di cuenta que se necesitaba un lugar para que las personas locales pudieran generar ingresos sin tener que desplazarse fuera del área y un lugar para que el turista pudiera detenerse y consumir, por ello, planteé una plaza comercial con productos fabricados por personas locales para el consumo de personas nacionales y extranjeras que visitan Puntarenas.

Ubicado en el corazón de Puntarenas, proyecté centrar nuestra atención en crear un espacio que actúa como un oasis de vida natural en medio de una comunidad que lo necesita, lo cual impactará social y económicamente el entorno actual. Para lograrlo, fusioné la arquitectura y el diseño del verde paisaje para enmarcar cuidadosamente la vista al mar que proporcionará la brisa marina refrescante.

Puntarenese - Extranjero

La distribución de la planta arquitectónica principal gira en torno a un espacio central: El foodcourt. La circulación rodea esta área y permite tener un espacio abierto, lo cual ese espacio central se convierte en un espacio visible desde todos los sentidos.

Jerarquizo la vitalidad de los elementos naturales principales: El agua, el verde y la luz. La estructura escultórica principal en forma de sombrilla invertida cuenta como el agua captada llega a la tierra y da el elíxir de vida al entorno verde sobre el cual los humanos habitamos; la abertura a través de la estructura permite el paso de la luz sobre las plantas, lo cual las mantiene con vida.

Decidí utilizar materiales tales como páneles sándwich de acero galvanizado con núcleo de espuma de poliuretano para las cubiertas, lo que permite una buena aislación térmica para que las personas que estén dentro de este espacio realmente tengan la sensación de una atmósfera agradable.

La elección de las plantas fue sumamente relevante, cada una cumple un propósito específico como servir de barrera visual o dar sombra a puntos estratégicos para brindar un mejor confort térmico teniendo en cuenta la rotación solar.