Edición, Texto, fotografía, maquetación: Luis Enrique Salinas Pérez
Los Negritos de Huánuco, alegría, colorido, fe y tradición.
La muy noble y leal Ciudad de los caballeros de León de Huánuco, conocida por sus ruinas arqueológicas y su admirable trayectoria en la gesta emancipadora, valle fértil de clima templado, rodeado de montañas y metales preciosos, entre la cordillera occidental y la cuenca hidrográfica del río Pachitea.
El redoble del tambor, al compás del bombo y las melodías de la banda de músicos nos anuncian que Los Negritos de Huánuco son el componente fundamental de la identidad huanuqueña y un atractivo turístico de admiración colorida, esta fiesta apoteósica comienza el 24 de diciembre hasta 19 de enero en la ciudad del Cóndor Pasa en honor y adoración al Niño Jesús.
Esta danza es de origen colonial, donde los negros se ataviaban de plumas arrastrando sus cadenas en un baile de saltos y piruetas en una de las haciendas más importantes en el siglo XVI, Andabamba, celebración de los negros esclavos por un día de libertad otorgadas por los dueños de las haciendas en navidad a la adoración al niño Jesús.
 Historia
Las informaciones recogidas de la memoria colectiva, señalan que la hacienda Adabamba es el lugar de origen de la danza. En uno de los muros de la casa hacienda, se puede observar una escena pintada, la cruda realidad de los esclavos; y en otra semidestruida, una escena de la danza de los esclavos en Navidad.
El 3 de noviembre de 1854 el mariscal Don Ramón Castilla promulgó la ley de libertad a los esclavos negros. Con gritos de libertad en multitud se encaminaron a sus lugares de origen; paradójicamente se dio lugar al nacimiento de una danza que representa el dolor, la alegría y se fue difundiendo hasta llegar a los lugares más apartados del Perú con nombres diferentes; Negrería, Morenada, Pachahuara, Negros viejos, Atajos, Rey moreno, Negritos, donde muchos mestizos y criollos se unen para danzar con máscaras de color negro. Cabe mencionar que esta danza de Los Negritos no es exclusividad de los galpones, es mestiza, tiene de español, de negro y de indio. 
Javier Pulgar Vidal también nos dice que el origen de la danza data de la época de la Colonia en que los señores nobles daban libertad provisional a sus esclavos durante los días de Navidad y éstos, viéndose obligados a ganarse el sustento, recorrían las calles visitando nacimientos en las casas de los nobles y vestidos de gala con la ropa en desuso que les regalaban los amos, bailaban y cantaban ante el Niño Jesús a cambio de la comida y bebida que les ofrecían los amos. Esteban Pavletich comenta, la danza “Los negritos de Huánuco” tuvo su origen en los galpones de los esclavos, y salieron a las calles cuando llegó la noticia desde Huancayo de la liberación de los negros por Ramón Castilla.
Encontramos cofradías organizadas desde 1842, “Niño Jesús de San Cristóbal primero de enero” y “Templo San Cristóbal seis de enero”; se comenta que entre el 9 y 14 de diciembre de 1909 recorre las calles de Huánuco la cofradía de los negritos, “Nuestra Señora del Patrocinio Huallayco primero de enero. Con el transcurrir del tiempo se crean más cofradías, habiendo un total de 150 hasta la actualidad.
En sus comienzos los danzantes usaban cotones al estilo militar, poco vistosos, con pocos adornos y máscaras artesanales que caracterizaba lo rasgos físicos de los negros, con el tiempo evoluciona y ahora se presentan con mayor espectacularidad, sombreros y penachos más grandes, cotones, botines y pantalones bordados con mayor variedad de aplicaciones.  La música, al inicio se presume fue interpretada con violín, quena, pincullo y tinya, en la actualidad se danza con una banda no menos de treinta músicos.
Entrevista : Iraldia Loyola
La víspera, adoración y despedida.
La estructura del conjunto que baila los negritos muestra dos estratos sociales de la época.
En el primer estrato, los negros danzantes integrados por negros caporales. Son los jefes de grupo y guiadores; los negros pampas, son los campesinos o artesanos, trabajadores con mano de obra barata. Segundo estrato, componentes de la élite social y política; los corochanos, españoles déspotas y explotadores; el turco, español o extranjero, comerciante explotador; la dama, aristócrata y de élite. Los abanderados, el patriota que lleva la bandera peruana, el otro, la bandera argentina, en agradecimiento por la presencia del ejército libertador de San Martín, y en algunos casos también llevan la bandera de Venezuela en agradecimiento al libertador Simón Bolívar, muestras del surgimiento de la nueva autoridad política en los tiempos en la Independencia.
En la víspera, las cofradías visten un atuendo formal, algunos con camisas o sacos que llevan como inscripción el nombre de la cofradía, un pantalón adornado con pañuelos, su chicotillo y la máscara.
El baile tiene cuatro fases diferentes, la cofradía, la adoración, el paseo por las calles de la zona y finalmente el baile popular.
En la cofradía, originalmente solo bailaban hombres con fuerte influencia de la Europa medieval, posiblemente árabe, es una danza constituida por diversas figuras llamadas “Mudanzas” que representan desde la llegada de los negros esclavos importados del África en el siglo XVI, cargados de cadenas y atados de dos en dos, hasta su liberación. Cada “Mudanza” tiene su sentido propio y va relatando, a través de la danza la historia de la esclavitud. La Mudanzas que no siguen un orden riguroso, son observados por los Caporales poniendo orden, látigo en mano en señal de autoridad, dispuestos a castigar cualquier error e imitadas de inmediato y estrictamente por los Pampas bajo el peso de sus cadenas que sacuden acentuando el ritmo de la música, al mismo tiempo que agitan las campanillas de plata.
Hay infinidad de variantes o “Mudanzas”, las más importantes son, Mano a mano (o saludo), trenzado de rodillas, cobas enganchadas, chicotillos enganchados, chicotillos cruzados entre piernas; “El Sapo”, variante en que se ponen en cuclillas y se elevan; “El Caimán”, en que se tiran al suelo y quedan boca abajo, con las manos extendidas moviendo la cabeza a ambos lados; posiciones que recuerdan las torturas que sufrían. Cada año se enriquece el número de figuras. Para los días siguientes, la pampa viste un cotón bordado con hilos de oro, perlas brillantes y varias cintas en los hombros, un pantalón adornado con pañuelos bordados con gran sabiduría. Sus botines reflejan la destreza de los bordadores, en estos días estos serán los que guíen sus pasos. Usan una máscara de color negro adornado con perlas brillantes. Y un singular sombrero cuyos bordes son adornados con perlas y sobre ellas un gran plumaje de diferentes colores en perfecta sincronía en el traje de cada bailante.
El turco y la Dama son personajes de gran importancia en la danza este sería una alusión al Rey de España, al Virrey o el Encomendero, o los dueños de grandes haciendas, de quienes los esclavos temían desligarse y los involucraban en las danzas. La dama y el turco lucirán trajes diferentes cada día, el atuendo de ambos personajes prueba no solamente su opulencia económica sino el deseo de ostentación. La Dama lleva vestido de seda a la moda europea. El abanderado con paso gallardo aparecerá detrás de ellos portando los colores de la bandera peruana y argentina, en algunos casos la bandera española, usa una máscara que representa a un joven español, un sombrero y un traje preparado especialmente para él.
Los corochanos serán los encargados de poner el orden y robar sonrisas al público, a veces es insolente y extravagante, el pueblo ve en él al representante de la nobleza, despótica, orgullosa de su estirpe, usan un levita (una especie de saco que tiene una terminación en tijera, que nace de la cintura hasta las pantorrillas) cuyas solapas y puños son bordadas y adornadas con botones y en los hombros charreteras (un traje convencional de un noble), portan en la mano derecha una matraca para acompañar al compás del bombo y en la izquierda un látigo.
La música que acompaña a los negritos de Huánuco se origina en la morisca española influenciada por los árabes, que llega al Perú con los conquistadores. Esta música cobra notoriedad en el afán de catequizar por parte de los curas y religiosos.
Esta danza tradicional tiene varios momentos, por lo que el maestro Rolling Guerra nos explica detalladamente. “La primera melodía es la llamada de caporales, una forma de obertura, con melodía lenta; el segundo es la cofradía, en la que los negritos empiezan con las mudanzas. Esta tiene entre trece y catorce melodías distintas, solo para este momento; el tercero es el pasacalle o el “pachahuara”, en el que los negritos hacen el recorrido por las calles para las visitas a los niños; el cuarto es la adoración, en la que los negritos bailan y se arrodillan ante el niño Jesús para adorarlo; luego vendrá la despedida, esta es una melodía huanuqueña perteneciente al “pachahuara” ancestral de los Yarowilcas, acuñada por el maestro Joaquín Chávez, esta melodía está en un sistema musical pentatónico y triste. Propio de las despedidas”.
En esta festividad cada cofradía cuenta con mayordomos por día, que son los encargados de contratar la banda de músicos y preparar la comida para los danzantes y el público, principalmente. En ella se degusta el tradicional locro de gallina de chacra (amarillo) o de res (rojo).
En los días de visita los negritos veneran al (Niño Jesús) de diversas familias. Después de adorar y haber recorrido las calles, por cinco días, (por cada cofradía o cuadrilla) los negritos se despiden entre llantos y sollozos para regresar el próximo año trayéndonos nuevamente alegría y felicidad con sus pasos pícaros y elegantes. Mientras danzan a ritmo de la banda, irán quitándose el sombrero, el cotón, los guantes, el chicotillo y la máscara, revelándose finalmente el rostro de cada bailante, este es un momento cumbre de la festividad se llama, Ayhuallá, la cuadrilla se despide hasta el próximo año, entregando la responsabilidad de la organización venidera a los nuevos mayordomos.
Los Negritos de Huánuco, ha sido declarada, Patrimonio Cultural de la Nación, el 7 de Julio de 2021 con Resolución Viceministerial No 000166-2021-VMPCIC/MC, y hoy aspira a ser reconocida como patrimonio de la humanidad.
Veinticinco días de jolgorio, los negritos se despiden para dar paso a la fiesta de los tradicionales carnavales huanuqueños en honor al Patrono San Sebastián que definitivamente tiene otra historia y merece otra crónica.
Bibliografía:
Roel Tarazona Padilla, Los Negritos de Huánuco, Biblioteca Huanuqueña.
Orellana Valerano, Simeón 1987. La Pachawara de Acolla. París. Editorial Instituto de Estudios Andinos.
Iraldia Loyola. Negritos de la Alegría – Diario Oficial El Peruano.
NEGRITOS DE HUÁNUCO
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