Sí…

Sí podemos mantener la cabeza en su sitio cuando los que nos rodean la han perdido y nos culpan por ello.

Sí podemos seguir creyendo en nosotros mismos cuando todos lo dudan, pero también aceptar que tengan dicha duda.

Sí podemos esperar y no cansarnos de la espera; o si, siendo engañados, no respondemos con engaños, o si, siendo odiados, no incurrimos en el odio.

Y aun así, no pretendemos ser buenos ni sabios...

Sí podemos soñar sin que los sueños nos dominen.

Sí podemos pensar y no hacer de los pensamientos nuestro único objetivo.

Sí podemos encontrarnos con el Triunfo y la derrota tratando a esos dos impostores de la misma manera.

Sí podemos soportar oír la verdad que hemos dicho, tergiversada por otros para engañar. O ver cómo se destruye todo aquello por lo que hemos dado la vida, y remangarnos para reconstruirlo con herramientas desgastadas.

Sí podemos apilar todas nuestras ganancias y arriesgarlas a una sola jugada; perder y empezar de nuevo desde el principio, sin decir ni una palabra sobre la pérdida.

Sí podemos forzar el corazón, los nervios y tendones, para cumplir con un deber mucho después de que estos estén agotados.

Sí podemos hablar a las masas y conservar la virtud o caminar junto a "Reyes", sin menospreciar por ello a la gente del común.

Y así resistir cuando ya no nos queda nada, salvo la Voluntad, que nos dice: ¡Resistan!

Si, ni amigos ni enemigos puedan herirnos.
Si, todos pueden contar con nosotros, pero ninguno demasiado.
Si, podemos llenar el implacable minuto, con sesenta segundos de diligente pasión…

Sí, podemos seguir caminando hacia adelante, aunque el terreno nos destroce los pies; cada día el sol cae, y aun así, cada día vuelve a levantarse...

La vida no se trata de esperar a que la tormenta se detenga, la vida es aprender a recibir el impacto de los rayos y volvernos a levantar.
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