El día en realidad empezó muy bien, nos fuimos tempranito a la panadería, nos sacamos las ganas de todas esas cosas que no comemos hace mucho. Facturas, criollitos, cubanitos, cañoncitos y también los rellenos con dulce de leche, merengues y pastelitos acompañados de un increíble submarino. Todo formaba parte de un menú melancólico. Fue solo el inicio, ya que a 2 cuadras de la panadería estaría aquella muestra, la muestra, una expo de arte abstracto psicodelico y enloquecedor, un festival de colores fluor y figuras curvilíneas entrelazadas. Eso fue el detonante, no conseguí aguantar, un éxtasis incontrolable seguido de una ansia de vomito impresionante. En fin, eso fue lo que paso, mi propio momento artístico quedo dibujado en el piso de la galería.