La brujería de Chiloé: legado literario y magia ancestral de una isla misteriosa.
La isla de Chiloé, ubicada en el sur de Chile, es un bastión cultural del país. Con una historia que se remonta a la época prehispánica y un legado de antiguas tradiciones está ubicada en el extremo sur de Chile, un lugar mágico y enigmático, conocido por su belleza paisajística y su folclore único. Sin embargo, detrás de su aparente tranquilidad, se esconde una antigua práctica que ha sobrevivido al paso del tiempo: la brujería de Chiloé.
Los brujos de Chiloé son considerados por la cultura popular como personas que poseen un conocimiento sobrenatural, y que utilizan sus habilidades para sanar, proteger y hacer daño. La práctica de la brujería se lleva a cabo en secreto, y sólo se divulga de boca en boca, de generación en generación. Los brujos pagarán con su muerte si divulgan su identidad o enseñan sus prácticas a no iniciados.
La Brujería de Chiloé y sus personajes míticos.
La brujería de Chiloé ha sido objeto de controversia y persecución en el pasado, pero también generó fascinación en el ámbito literario por sus tradiciones y sus personajes.
El Invunche, el Raiquén y las voladoras son los tres personajes míticos más populares.
El Imbunche es una figura mitológica descrita como un ser humano deformado y atado en una postura encorvada con su espalda y cabeza convertidas en una especie de caparazón. Se dice que fue creado por los brujos para proteger sus conjuros y rituales, siendo utilizado como guardián y protector de la entrada a la Cueva de Quicaví y lugares secretos donde se practicaba la brujería. Según la leyenda, para crear un Imbunche, los brujos seleccionaban a un niño recién nacido y le aplastaban su cabeza, para luego hacer fuertes nudos en su espalda mientras lo mantenían vivo. De esta forma, el bebé se convertiría en un esclavo de la magia negra, destinado a servir a los brujos por toda la eternidad.
Las Voladoras son brujas que se describen como mujeres capaces de volar por los cielos de Chiloé convertidas en aves. Según la leyenda, los brujos, para enviar sus mensajes de un lugar a otro utilizaban a una mujer seleccionada por ciertas características físicas que se consideraban necesarias para el cargo. Cuando los brujos necesitaban de sus servicios, le ordenaban encerrarse en una habitación oscura y beber un brebaje que, al tomarlo, la mujer vomitaba sus vísceras y las depositaba en una vasija de madera. Su cuerpo se transformaba en un ave zancuda, llamada bauda y remontaba vuelo para cumplir con su cometido gritando de forma desgarradora. Una vez que la voladora, había cumplido con su misión regresaba en busca de sus vísceras, las ingería y recobraba su forma humana.
El Raiquén era un animal parecido a un búho muy grande y con una cola larga. Esta ave detenía su vuelo a la medianoche en el techo de una casa en dónde yacía una persona enferma. Parado en una sola pata lanzaba grandes carcajadas, con lo que indicaba el próximo arribo de la muerte. Los entendidos en el tema, aconsejaban a los familiares del enfermo, salir de la casa a la medianoche, llevando una honda, hecha de cuero de gato negro, arma que debía disparar por entre las piernas y vuelto hacia atrás. Solo de esta forma se podía matar al animal.
La Brujería de Chiloé en la Literatura.
Estas leyendas cautivaron a autores de todo el mundo, que incluyeron en sus obras personajes de la Brujería.
El escritor chileno Francisco Coloane abordó la vida en la isla de Chiloé en su libro “Cabo de Hornos”, Isabel Allende también menciona a la Brujería en sus libros “La casa de los espíritus” y “El juego de Ripper”, la escritora ecuatoriana Mónica Ojeda se inspira en la leyenda de las voladoras en su libro “Las voladoras” y Mariana Enríquez toma al Invunche en su novela “Nuestra parte de noche”.
Pero esta mitología también aparece en libros de Bruce Chadwin o en las icónicas novelas gráficas “La cosa del pantano”, “From hell” y “Hellblazer” de Alan Moore.
Es llamativa la escasa visibilidad de estos mitos en la literatura latinoamericana de terror.
En general, la huella de la brujería de Chiloé en la literatura mundial es una muestra de su importancia como práctica cultural y de la fascinación que ha generado en diferentes épocas y culturas a nivel internacional. Es una manifestación que refleja la conexión entre la cultura y las creencias populares y que forma parte del patrimonio cultural y la identidad de una región.
