La relación entre la estética y la naturaleza ha evolucionado con el tiempo, desde los antiguos filósofos griegos que consideraban a ésta última como el epítome de la belleza, pasando por la exploración del Renacimiento a través de la observación y la investigación científica o la visión mecanicista durante la Ilustración; hasta llegar a nuestros tiempos, con una creciente crítica de la dominación humana sobre la naturaleza. Los movimientos de arte contemporáneo, como el Land Art y el Eco-Art, desafían los conceptos estéticos tradicionales y plantean preguntas importantes sobre la mercantilización de la naturaleza, el impacto humano en el medio ambiente y la necesidad de una relación más armoniosa y respetuosa con el mundo natural.
Una reevaluación crítica es necesaria para fomentar un enfoque holístico y sostenible que reconozca la diversidad y el valor esencial de la naturaleza, más allá de las preferencias humanas y los intereses comerciales.