REACTOR COLOIDE O FRAGUA DE TRÓPICO
El telón es un objeto paradójico: Se presenta gigantesco e imponente en medio del escenario, y así mismo representa la nada, el antes del comienzo, el vacío de la imagen y la antelación al drama. Siendo protagonista, se convierte en efigie de los estados intermedios, como si el antes y después de la obra constituyeran en este caso la obra en sí misma. En su forma, las curvas del drapeado de la tela recuerdan también a un estado intermedio de la movilidad, como si fuera el fotograma de una cascada congelada o de bruma solidificada.
El material de cobertura es también un estado intermedio, un coloide que mantiene al mismo tiempo propiedades sólidas y líquidas. Con la capacidad siempre latente de derretirse o solidificarse, la mezcla entre colágeno y panela que envuelve los pliegues contribuye a la sugerente impureza de la obra, que parece nunca salir de un estado voluble entre varias identidades.
El artista también embadurna su cuerpo de colágeno y panela en dos acciones públicas, uniendo sensualidad y disgusto en un solo acto. La panela es caramelo solidificado y el colágeno es la parte cremosa del hueso animal, y al cubrirse con ellos sugiere un ritual carroñero con extractos cadavéricos, apetitoso por sus aromas azucarados y sobre todo extraño por su naturaleza convulsa y contradictoria.
Texto por William Contreras Alfonso