Prometo no dar más guerra porque sé que eres invencible, prometo dejarte ir, pero por favor… déjame un poco de tu ser.

¡Agónicos mis tres gritos!
Uno, por lo que te llevaste. Otro, por lo que me estás haciendo pasar y el último, por la incertidumbre que dejas en mi alma.

Siempre he tenido la certeza que estás allí, observando, pero nunca haces nada al respecto; Tu mera existencia nos condena a todos, agobias y destruyes a los que tienen un poco de ti y los que ni te piensan son los más felices. Qué injusto, ¿no?

Eres tan silencioso que tu eco se escucha en cada rincón de este inimaginable universo; Solo te pienso cuando me haces falta y solo me angustio cuando mi corazón me dice que el contador cae en picada; Cómo aquella gota de lluvia que junto a muchas otras mueren en este horrible suelo gris…

¡Hoy te cuestiono y te grito!
«El desacato más estúpido de la historia, eso ya lo sé». Aunque prometo usarte como tú lo haces conmigo y tatuaré en ti mis memorias para que sientas lo que es tener algo.