Con su dolor y tristezas a cuestas, cuando atravesaron elAtlántico a bordo de barcos de esclavistas, nuestros antepasados africanostambién trajeron consigo en el baúl de la memoria su religión, su cultura e insoslayables esperanzas de libertad.
Con la cruz y la espada, las potencias europeasde la época los arrancaron de susnaciones de origen, desmembrando violentamente el tejido social del continente delgran Changó. Estos hombres y mujeres reducidos a la condición de objetos y mercancía, fueron trasladados alcontinente americano a bordo de barcos negreros. Durante esta travesía se mezclarondiversas lenguas y culturas, lo cual dio al traste con la intención de los esclavistas de impedirles comunicarsey urdir la libertad. Los barcos de la trata negrera se convirtieron en unaespecie de torre de babel flotante.
A pesar de tanto salvajismo, ninguno de estosactos degradantes fue suficiente para que nuestros antepasados africanosrenunciaran a sus dioses, culturas y anhelos. De hecho, como un rico eirrenunciable legado lo fueron acuñando, fortaleciendo y transmitiendo degeneración en generación hasta nuestros días. Gracias a esta valiente actitudfrente a la adversidad, todo ese rico acervo cultural sirve en la actualidad deestandarte y unión para todos los pueblos afro dispersos en el territoriocolombiano.
En esa diáspora africana en el territoriocolombiano, los hijos de Benkos Biohó han sabido conservar ese legado, enespecial sus peinados, convertidos hoy en poemas hilvanados que nos recuerdanlos caminos de libertad recorridos por este hijo de África Occidental,secuestrado por el traficante portugués Pedro Gómez Reyne, vendido alcomerciante Juan de Palacios y revendido como esclavo al español Alfonso deCampo en 1596, en Cartagena de Indias.
Benkos Biohó, líder de los esclavizados cimarronesen Colombia durante el siglo XVII, se erige altivo como el símbolo de laindependencia del pueblo Afrocolombiano.
En un lenguaje simbólico, cifrado y esperanzador, nuestrasmujeres afrocolombianas fueron conservando sus peinados bajo diversas técnicasy decorados.
Con la cruz y la espada, las potencias europeasde la época los arrancaron de susnaciones de origen, desmembrando violentamente el tejido social del continente delgran Changó. Estos hombres y mujeres reducidos a la condición de objetos y mercancía, fueron trasladados alcontinente americano a bordo de barcos negreros. Durante esta travesía se mezclarondiversas lenguas y culturas, lo cual dio al traste con la intención de los esclavistas de impedirles comunicarsey urdir la libertad. Los barcos de la trata negrera se convirtieron en unaespecie de torre de babel flotante.
A pesar de tanto salvajismo, ninguno de estosactos degradantes fue suficiente para que nuestros antepasados africanosrenunciaran a sus dioses, culturas y anhelos. De hecho, como un rico eirrenunciable legado lo fueron acuñando, fortaleciendo y transmitiendo degeneración en generación hasta nuestros días. Gracias a esta valiente actitudfrente a la adversidad, todo ese rico acervo cultural sirve en la actualidad deestandarte y unión para todos los pueblos afro dispersos en el territoriocolombiano.
En esa diáspora africana en el territoriocolombiano, los hijos de Benkos Biohó han sabido conservar ese legado, enespecial sus peinados, convertidos hoy en poemas hilvanados que nos recuerdanlos caminos de libertad recorridos por este hijo de África Occidental,secuestrado por el traficante portugués Pedro Gómez Reyne, vendido alcomerciante Juan de Palacios y revendido como esclavo al español Alfonso deCampo en 1596, en Cartagena de Indias.
Benkos Biohó, líder de los esclavizados cimarronesen Colombia durante el siglo XVII, se erige altivo como el símbolo de laindependencia del pueblo Afrocolombiano.
En un lenguaje simbólico, cifrado y esperanzador, nuestrasmujeres afrocolombianas fueron conservando sus peinados bajo diversas técnicasy decorados.