RETRATO COLECTIVO
A partir de un planteamiento personal hacia los conceptos de memoria y archivo, surge el interés en la relación que establece la música con los recuerdos, recurriendo a un archivo de canciones que evocan una memoria personal al mismo tiempo que una memoria colectiva.
Evocar la memoria a través de una lista personal de canciones que se presenta bajo una forma abierta, reposicionable, que evidencia una identidad personal pero al mismo tiempo se inserta en la colectividad, archivos abiertos a la posibilidad de una nueva opción que los seleccione y los recombine para crear una narración diferente, un nuevo corpus y un nuevo significado dentro del archivo dado.
RETRATO COLECTIVO es una propuesta instalativa que surge con la elección de un iPod como objeto contenedor de memoria, con una lista de canciones como archivo de memoria individual, refiriéndome a los objetos como lugares contenedores de la memoria, en definitiva a cajas que refuerzan la idea de acumulación y serialidad, puesto que un iPod es un objeto de consumo con un diseño minimalista, producido en serie para archivar y reproducir canciones que remite a una época determinada, del que me valgo para relacionar además, los dos principios inherentes en la idea del archivo (Derrida-Freud): por un lado, la destrucción, la muerte y por otra, la conservación de memoria (en el sentido de preservar historias subjetivas y colectivas opuestas a las fuerzas del «mal de archivo»)
Boltanski, como el propio Freud, permitiría comprender como el trabajo
de archivo conserva y participa de la pulsión de la muerte: el trabajo del
archivo es al mismo tiempo aquello que destruye el archivo y en principio el suyo propio. De ahí esta contradicción inherente al archivo (y que Derrida, recogiendo las observaciones de Freud, expone en su Mal de archivo) a la vez que conserva (la pulsión del archivo) que quiere destruir:
«No habría deseo de archivo según Derrida- sin la finitud radical,
sin la posibilidad de un olvido».
Y esto es lo que ocurre en las obras de Boltanski. Unas obras
que no pensamos que desafíen el aura, sino todo lo contrario:
al aislar objetos de su contexto original (por lo general objetos de personas anónimas, documentos fotográficos de eventos familiares y anónimos objetos encontrados) y al hacerlos museológicos, lo que hace es rodearlos con un «aura» que transforma estos objetos en reliquias modernas.
En la acción de Una cosa es una cosa, María Teresa Hincapié organizó en el espacio durante un tiempo prolongado objetos que rodeaban su vida cotidiana para luego recogerlos, guardarlos y volverlos a ordenar según taxonomías aleatorias, respetando siempre la forma espiral cuadrada (tipo greca) como referencia rigurosa a la circularidad del tiempo. Un archivo de objetos personales que caben en una caja.
En Miss Fotojapon Juan Pablo Echeverri parte de un diario escrito, un archivo personal que se vuelve un diario fotográfico generando una memoria individual en diálogo con la identidad.
¿Cuánto cabe en una caja de aluminio con 9,07 cm de altura, 3,87 cm de ancho, 0,62 cm de fondo y 36,8 gramos de peso y 16 GB de memoria? ¿Cuánta identidad? ¿Cuántas identidades?
La intención de la propuesta es generar un intercambio de una pieza gráfica que incluye un código QR y dirige a la página del proyecto donde se encuentra la lista de reproducción; con diferentes personas que quieran poner en escena un objeto que les genere memoria basados en la lista de reproducción a fin de realizar una instalación colectiva como reflejo de la identidad de una época.
