La danza de la Diablada acuƱa la espontaneidad de una civilizaciĆ³n milenaria. Fueron los urus que, en su antiquĆsima religiĆ³n, conservaron la mĆstica figura de Huari, representando la vicuƱa, el animal sagrado, en mĆ”scaras y vestimentas de autĆ³ctona referencia.
Fue la cruz catĆ³lica que motivĆ³ la simbiosis del antiguo danzarĆn. El diablo occidental, con la visiĆ³n de MefistĆ³feles, ingresĆ³ en la mentalidad de los nativos. La explotaciĆ³n de la plata en la serranĆa orureƱa condicionĆ³ a los mitayos para que ingresen al fondo de las minas, y construyeran la imagen del protectorĀ y dueƱo de las riquezas del subsuelo. NaciĆ³ el TĆo de la Mina como sĆntesis de dos culturas y apareciĆ³ la sagrada Virgen del SocavĆ³n.
Fue la cruz catĆ³lica que motivĆ³ la simbiosis del antiguo danzarĆn. El diablo occidental, con la visiĆ³n de MefistĆ³feles, ingresĆ³ en la mentalidad de los nativos. La explotaciĆ³n de la plata en la serranĆa orureƱa condicionĆ³ a los mitayos para que ingresen al fondo de las minas, y construyeran la imagen del protectorĀ y dueƱo de las riquezas del subsuelo. NaciĆ³ el TĆo de la Mina como sĆntesis de dos culturas y apareciĆ³ la sagrada Virgen del SocavĆ³n.
La mĆ”scara o careta, descrita por Luis BullaĆn Rengel, "significa en sus detalles anatĆ³micos la majestad, la personalidad maligna y en tanto que los sapos,Ā lagartos y culebras que estĆ”n en su encima son el mar de ideas e intenciones que el demonio pondrĆ” en prĆ”ctica para sojuzgar a las almas.
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