El Jardín OBI se inspira en los siete ríos de la Rioja que alimentan los viñedos que producen el vino tan reconocido mundialmente. Por ello, la intervención
se realiza en la fuente que alberga agua como representación abstracta de ésta fluidez. El anfiteatro abraza la fuente como símbolo de unión entre el pueblo y su tierra.


La instalación tiene una forma curva para emular un anfiteatro griego. La forma orgánica crea situaciones para que las personas puedan relacionarse fácilmente entre ellas. Las tres alturas diseñadas, permiten crear diferentes posiciones, varios espacios de interacción y diversas configuraciones para que el usuario pueda escoger la forma más cómoda de relacionarse.

Además, el usuario puede sentir la frescura del agua en el centro de la instalación. Así, la conexión entre la tierra y las personas es directa, pudiendo tocar de primera mano esa agua que aviva la naturaleza.

Usando materiales naturales que recuerdan a un bosque, se genera un ambiente relajante donde la naturaleza y la vegetación toma un gran protagonismo.

Seccionando la propuesta, se observa cómo la estructura interior de madera soporta los tableros que generan el exterior del anfiteatro. La geometría orgánica que se ha creado en este espacio, permite crear varias alturas para la colaboración entre usuarios. llegando así a la parte central donde se encuentra la fuente que une todo el espacio en uno.

Así, se crea un espacio de interacción entre las personas de la comunidad, generando un vínculo entre los ciudadanos y la naturaleza que les rodea.
Jardín OBI
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