Por el bucólico camino de tierra, bordeado por caseríos emprendemos el camino. Como un cuento mágico, volvemos el tiempo atrás, poco a poco retrocedemos, en el horizonte se vislumbra un almacén rural, de esos, tradicionales en la Cuenca del Salado de la Provincia de Buenos Aires. Como en un viaje a través del tiempo el reloj se detiene 100 años atrás y pintado en color sepia un trozo de historia Argentina nos trae el pasado, las costumbres, las comidas, los olores. El camino nos va llevando, con sus curvas y contra curvas, extenso, polvoriento, desparejo, aislado de todo. Poco a poco se dibuja en el horizonte la silueta… Llegamos y nos damos cuenta que allí el tiempo nunca paso, fantasmas de caudillos, federales y unitarios recorren los rincones. Volvemos a aquellas viejas costumbres del almuerzo familiar, la paz del campo un domingo, donde no hay apuro de nada y hay tiempo  para un viaje al pasado, un almuerzo en un típico almacén rural.