Uno no puede elegir a su familia sanguínea, hay que lidiar con eso toda la vida.
Lo que si podemos elegir es a los amigos, que con el tiempo se convierten en tu otra familia. Un vínculo tan sólido que sólo las mismas vivencias debilitan o fortalecen. Comencé con el graffiti a los 15 años, tengo prácticamente la mitad de mi vida haciendo eso. Gracias a la calle es que le tomé el gusto a las letras y su forma, simple y sencillamente surgió un romance inmediato al ver los colores y la deformación intencional de cada palabra o letra individual.
Los siguientes diseños han sido parte representativa de mi grupo y otros son simples experimentos.