La empresa Bioibérica intentaba dar solución a uno de sus productos «estratégicos» para el control de plagas en frutales y cítricos atacados por la mosca.

Su producto actual se concibió a partir de una botella de plástico tradicional, que estaba medio llena, dejando un espacio para los orificios de las trampas de moscas, taponándolos con la etiqueta del producto.

Este concepto creó muchos problemas de fugas, lo que provocó que muchos de los contenedores se derramaran y estropearan el producto. Además, casi la mitad del contenedor se transportó vacío, lo que resultó en un sobrecoste de transporte significativo. Además, cuando llegó el momento de utilizar el producto, el agricultor tuvo que conseguir colgarlo del árbol por cualquier medio necesario.

En vista de este amplio problema con un producto tan simple, aceptamos el desafío.

¿En qué consistió este desafío? El rediseño de una trampa para insectos donde el contenido era un líquido con feromonas. La solución consistió en crear un recipiente totalmente funcional, capaz de contener el líquido, incluidos los tubos trampa para insectos y un asa para colgar del árbol. Además, aspectos como el transporte eficiente se resuelven haciendo que el contenedor sea telescópico y apilable.