Dulces típicos, potencialidades por una mezcla secreta que los hace tan ácidos como deliciosos.
Acidito Lindo fue un proyecto emocionante, con rumbos diversos y alentados por el buen gusto. La oportunidad de ser fieles al estilo mexicano, usar la jerga frecuente y montar coloridos escenarios, fueron ejes lúdicos para llevar a cabo el desarrollo de estilo y uso.
Luis Barragán, arquitecto mexicano consagrado en las décadas de los 70 y 80, estableció con gran intensidad, el poder del color en sus diseños. De esta inspiración surgió la idea de una paleta vibrante, que jugara sin mesura entre tonos y espectros. El imagotipo pudo encontrar identificación en lo anterior, junto con la ayuda de los patrones vívidos que la talavera poblana y tlaxcalteca (principalmente) ofrecen.
El empaque coronó el ejercicio entre lo colorido y lo sobrio, etiquetas colorful abrazadas por una envoltura negra mate. Sesiones fotográficas armoniosas y libres de ingenio permitieron la creación (aunque breve) de una marca de la cual nos enamoramos ampliamente.