A inicios de los años 1950 nació un movimiento arquitectónico que se enfrentó a los paradigmas estéticos de la arquitectura hasta el momento, un movimiento radical que buscaba el funcionalismo en detrimento de la belleza, resultado de las utopías sociales que los años de posguerra dejaban: el brutalismo. 

Nacido del tĂ©rmino bĂ©ton brut (hormigĂłn crudo), convertido a brutalism por arquitectos ingleses, y traducido a brutalismo en español, este estilo y pensamiento arquitectĂłnico busca utilizar materiales en su estado mĂĄs puro, sin recubrimientos, detalles o adornos, busca la dureza de las lĂ­neas y formas geomĂ©tricas. Los materiales pueden ser de los mĂĄs diversos, incluyendo vidrio, metal, madera, ladrillos, etc. Sin embargo, la predilecciĂłn siempre fue por el material que le dio el nombre: el hormigĂłn crudo. Y es este material el primero que se asocia (a veces Ășnicamente) al estilo.  

El brutalismo se caracteriza tambiĂ©n por la magnitud masiva de sus construcciones, que no solo se visualiza en su aspecto espacial, sino en el estado mental que generan en los observadores. Un estado mental de insignificancia, de impotencia, de asombro frente a las moles que se erigen delante de los transeĂșntes. Estos estados mentales son explicados por Immanuel Kant en su obra Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime, aproximadamente 300 años antes de la creaciĂłn del brutalismo. En esta obra, Kant desarrolla una investigaciĂłn estĂ©tica y filosĂłfica sobre los sentimientos y los estados mentales que nos generan las diferentes percepciones que recibimos de objetos o acciones. En resumen, se pueden definir lo bello y lo sublime con la siguiente cita:

«La noche es sublime, el dĂ­a es bello. En la calma de la noche estival, cuando la luz temblorosa de las estrellas atraviesa las sombras pardas y la luna solitaria se halla en el horizonte, las naturalezas que posean un sentimiento de lo sublime serĂĄn poco a poco arrastradas a sensaciones de amistad, de desprecio del mundo y de eternidad. El brillante dĂ­a infunde una activa diligencia y un sentimiento de alegrĂ­a. Lo sublime, conmueve; lo bello, encanta. La expresiĂłn del hombre, dominado por el sentimiento de lo sublime, es seria; a veces fija y asombrada. Lo sublime presenta a su vez diferentes caracteres. A veces le acompaña cierto terror o tambiĂ©n melancolĂ­a, en algunos casos meramente un asombro tranquilo, y en otros un sentimiento de belleza extendida sobre una disposiciĂłn general sublime. A lo primero denomino lo sublime terrorĂ­fico, a lo segundo lo noble, y a lo Ășltimo lo magnĂ­fico. Una soledad profunda es sublime, pero de naturaleza terrorĂ­fica.»

Contextualizando esto para el movimiento brutalista, se entiende que los sentimientos que generan en primera instancia estos edificios duros, brutos, agresivos y hostiles son sublimes, pero no sublimes nobles o magnĂ­ficos, sino sublimes terrorĂ­ficos. En el pasado estos sentimientos ya se habĂ­an asociado a otro estilo arquitectĂłnico, el gĂłtico. En el gĂłtico el objetivo de causar estos sentimientos en los fieles era su total sumisiĂłn frente a la iglesia y a Dios, al encontrarse diminutos en la casa del señor. En el brutalismo funciona como una forma de ingenierĂ­a social, donde los transeĂșntes y residentes se sienten sometidos bajo una autoridad mayor, una autoridad imponente. En el caso de PerĂș, la mayorĂ­a de edificios brutalistas se construyeron en la Ă©poca del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada, una dictadura militar que los utilizaba para reafirmar su poder sobre la poblaciĂłn.

El trabajo que presento tiene como finalidad apreciar la belleza que estos edificios, despojados de todos los detalles que en antaño hicieron de la arquitectura un arte que nos llenara de sentimientos bellos, tienen. De estos edificios monocromåticos, violentos, atentados a la ciudad y al arte, o, al menos, eso son para ojos que no se detienen a apreciarlos lo suficiente. Aprovecho las texturas, los puntos de fuga y la simetría que otorga la geometría para ver esta belleza oculta a simple vista bajo el cielo gris y el concreto desgastado por la erosión y la humedad; por la polución y el ruido, por la vida acelerada que nos hace estar en un constante movimiento sin poder apreciar lo que la ciudad tiene por ofrecer, lo poco que tiene para ofrecer. Y en Lima, poder apreciar la belleza es un privilegio que no todos tienen.
Ministerio de Cultura - San Borja (1971)
Comunidad Andina de Naciones - San Isidro (1971)
UTEC - Barranco (2011)
Comunidad Andina de Naciones - San Isidro (1971)
Edificio BCP en Jr. Tarata - Miraflores (reforzado y reconstruido parcialmente después del atentado terrorista de 1992)
Edificio s/n - San Isidro
PetroperĂș - San Isidro (1971)
UTEC - Barranco (2011)
Torre de Sedapal (Torres de Limatambo) - San Borja
Edificio BCP en Jr. Tarata - Miraflores (reforzado y reconstruido parcialmente después del atentado terrorista de 1992)
Edificio s/n - Miraflores
UTEC - Barranco (2011)
PetroperĂș - San Isidro (1971)
Edificio s/n - San Borja
Edificio s/n - Miraflores
Brutalismo en Lima
Published: