Poemas del libro La-memoria de Argos. Christian Zurita
PRIORIDADES
He visto llorar a los cerdos
bañándose con la tierra.
bañándose con la tierra.
Cada quien escucha desde su filtro
el diálogo de los pájaros,
entonces cada cierto tiempo
las hormigas se llevan las palabras,
el diálogo de los pájaros,
entonces cada cierto tiempo
las hormigas se llevan las palabras,
las dejan
en el letargo de la tortuga,
las inyectan
en el conejo y en su lascivia,
a su suerte las abandonan
con el plancton.
en el letargo de la tortuga,
las inyectan
en el conejo y en su lascivia,
a su suerte las abandonan
con el plancton.
Agarra al conejo el zorro.
Lo mata
porque es zorro.
Lo mata
porque es zorro.
Traga el plancton la ballena
y se revuelca
porque es ballena.
y se revuelca
porque es ballena.
Con paso de epitafio la tortuga
sabiamente se derrota,
me distingue con honor
en el tiempo elástico de su mirada
y me sonríe
porque es tortuga.
sabiamente se derrota,
me distingue con honor
en el tiempo elástico de su mirada
y me sonríe
porque es tortuga.
Sin embargo
he visto llorar a los cerdos.
he visto llorar a los cerdos.
(La memoria de Argos, El Ángel Editor 2018)
El idioma del que espera
A los centinelas les fueron dadas las mañanas
y las horas enterradas en sus figuras añorantes,
cuando contaban moscas en el sueño
dibujaban duraznos en el agua
y lloraban
poco más de 50 años
y las horas enterradas en sus figuras añorantes,
cuando contaban moscas en el sueño
dibujaban duraznos en el agua
y lloraban
poco más de 50 años
la edad de la inocencia.
Jamás compraron pan o zumos predilectos
o fueron por un pastel de mocaccino
ni cosecharon aguacates trepando las ramas de la infancia,
tampoco los vi usar pantuflas
ir por el periódico
menos atravesar enloquecidos el aroma del café
Jamás compraron pan o zumos predilectos
o fueron por un pastel de mocaccino
ni cosecharon aguacates trepando las ramas de la infancia,
tampoco los vi usar pantuflas
ir por el periódico
menos atravesar enloquecidos el aroma del café
claro
sucedido
sabio.
No conozco la tierra que vigilan
los libros que devoran en su Torre de Babel
los labios que no besan
ni la noche que los espuma al llenarse la alborada.
los libros que devoran en su Torre de Babel
los labios que no besan
ni la noche que los espuma al llenarse la alborada.
Así, una noche casi madrugajosa
cayó del cielo un testamento que recogí con insomnio.
cayó del cielo un testamento que recogí con insomnio.
Decía:
No he dejado que las zorras se coman los viñedos
y he vigilado nuestra tierra prometida antes de conocerte
para que brote leche y miel de las laderas.
Fui terca muchas veces, pero te dejo esto
que me queda.
No he dejado que las zorras se coman los viñedos
y he vigilado nuestra tierra prometida antes de conocerte
para que brote leche y miel de las laderas.
Fui terca muchas veces, pero te dejo esto
que me queda.
Volví las espalda y me vi solo.
La luz se había reinventado.
La luz se había reinventado.
(La memoria de Argos, El Ángel Editor 2018)
La ciudad nuestra
Hicimos del pasado un verso
perdido dentro de un poema
Joan Manuel Serrat
perdido dentro de un poema
Joan Manuel Serrat
Me tortuguea el silbido al llamarte por sobre el lomo de perros adolescentes
y vagabundos;
también desde el germen alegre de tu apellido nombrado en todas las edades
de la gente
hasta la suerte de hoja caduca cuando la pisas, escucho al polvo cuesta arriba
viajando
por autopistas y desembocando en bebederos que alimentan a palomas.
y vagabundos;
también desde el germen alegre de tu apellido nombrado en todas las edades
de la gente
hasta la suerte de hoja caduca cuando la pisas, escucho al polvo cuesta arriba
viajando
por autopistas y desembocando en bebederos que alimentan a palomas.
Desconozco al que soy
porque son otros mis ojos
buscándote en un aleluya
en la casa de tu madre deshaciéndose en la lluvia
y en el secreto solariego cuando se te engolondrina la sonrisa.
porque son otros mis ojos
buscándote en un aleluya
en la casa de tu madre deshaciéndose en la lluvia
y en el secreto solariego cuando se te engolondrina la sonrisa.
Otro es mi tacto al dejarte ser salvoconducto en la respuesta
cuando abrazas
resistes
aseguras
pasas.
cuando abrazas
resistes
aseguras
pasas.
Otro mi olfato
en el dolor de la que fuiste por intentos de insomnio y otra,
siempre otra, la vereda donde camina la traidora expectativa
de lucir como Christian Zurita
y me ames sin amarra ni doctrina.
en el dolor de la que fuiste por intentos de insomnio y otra,
siempre otra, la vereda donde camina la traidora expectativa
de lucir como Christian Zurita
y me ames sin amarra ni doctrina.
Si la ciudad nuestra llevase tu nombre,
marzo tendría propósito y yo
un lugar donde vivir.
marzo tendría propósito y yo
un lugar donde vivir.
(La memoria de Argos, El Ángel Editor 2018)
DÍA 17
Se acercan ampulosas las sombras como superadas,
con parásita tristeza de vilano.
con parásita tristeza de vilano.
Vienen con valía de aguacero
aferrándose al parnaso.
aferrándose al parnaso.
Coloco greñas de relámpago en el fogón:
Recuerdo que una gata lloró su misterio
soñando recompensa de aceitunas.
Contó, desolada, sobre la noche exprimida
su ronco testamento: ocho hijos
que huyeron
y murieron errantes por tejados
donde el sol cocinó su gotera.
soñando recompensa de aceitunas.
Contó, desolada, sobre la noche exprimida
su ronco testamento: ocho hijos
que huyeron
y murieron errantes por tejados
donde el sol cocinó su gotera.
Todos menos uno se desfiguraron
en las cenizas turquesas de la muerte.
en las cenizas turquesas de la muerte.
Si este hijo regresa entre las ampulosas sombras…
que me encuentre escribiendo.
(La memoria de Argos, El Ángel Editor 2018)
Christian Zurita Estrella
Quito, 1993. Es Comunicador Social para el Desarrollo por la Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador. Gestor de proyectos y contestatario a lo incorrecto, locutor radial y relacionista público, fue reportero en la Revista Utopía. Ha participado en varios recitales poéticos, formó parte del grupo de poesía El tornillo. Poeta, escritor y orador desde los 15 años. Voluntario en el COVI (Centro Opción de Vida) e imparte talleres de oratoria y poesía en la comunidad quichua-hablante de San Diego.
Sus poemas forman parte de las antologías del noveno y décimo encuentro de Poesía en Paralelo Cero y en el número 12 de la Revista Hispanoamericana de poesía AEREA.
Consta en la antología Seis poetas ecuatorianos (Ediciones Caletita, Monterrey, Nuevo León, México, 2018).
Consta en la antología Seis poetas ecuatorianos (Ediciones Caletita, Monterrey, Nuevo León, México, 2018).
Ha publicado el libro: Siempre fue la lluvia bajo la firma editorial de El Ángel Editor, 2017.
La memoria de Argos ganó el Premio Nacional de Poesía en Paralelo Cero, 2018.
La memoria de Argos ganó el Premio Nacional de Poesía en Paralelo Cero, 2018.