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Paranoia en una falsa libertad: Los ´´no límites´´

Paranoia en una falsa libertad: Los ´´no límites´´
María Paula Díaz Quintero

Para el desarrollo de este ensayo me posicionaré en la actualidad: la cual denominaré la era de las conexiones, del acceso a la información, del ́ ́ libre ́ tránsito virtual; la era de los ́ ́no límites ́ ́. Dónde la información se halla según se dice indiscriminadamente accesible a todo público, a su vez se presenta la facilidad de conexión a través de la virtualidad. Estas conexiones virtuales y accesos, se encuentran disponibles gracias a los dispositivos electrónicos, de especial importancia en épocas actuales; me enfocaré en el teléfono móvil, dispositivo al alcance de la mano, manos que poseen la llave a un nuevo mundo: la web. Risible es pensar en la libertad absoluta que nos trae la contemporaneidad con sus dispositivos electrónicos, pues deberíamos pensar en esta era, más en la idea de transformación y camuflaje, ya que se presentan como una llave a la libertad de tránsito virtual, sin embargo es extremadamente restringido y monitoreado. El teléfono móvil se vuelve una vital herramienta para la vivencia contemporánea, su necesidad diaria y normalizada hace que los cuerpos interactúan con él grandes jornadas de horas; la nueva extensión corporal...

El mundo se observará por medio de una capa que cubre y modifica la percepción de la realidad; : esta nueva mirada entra en la normalidad humana, un umbral aparentemente mudo y ́ ́fiel ́ ́ en la transmisión del mundo, no obstante, extremadamente restrictivo, pues es uno de los nuevos límites: la pantalla. Es límite y al mismo tiempo puerta de acceso; según la definición abordada en este corto ensayo sobre límite, la pantalla será aquel borde que separará al cuerpo del nuevo mundo al que se sumerge, será borde pero será puerta, pues también es el umbral de ingreso. Este límite será la ventana principal, la cual se atravesará para acceder a nuevas realidades, el límite se transgrederá pero no físicamente, pues el cuerpo se encuentra estático y aislado. He aquí la razón por la cual es límite y es puerta, puerta de acceso pero límite para el cuerpo, pues el mismo debe estar des-activado, quieto y aislado.

Sin embargo este dispositivo cuenta con un limitante esencial : requiere de energía. ¡No es problema!, aquí es donde los espacios se vuelven cómplices imprescindibles de los dispositivos electrónicos. Una arquitectura enfocada en facilitar el funcionamiento de los mismos , de manera que empiezan a aparecer ciertos elementos facilitadores de las necesidades de los dispositivos, entre ellos los enchufes camuflados, disponibles en todos los espacios de la vivienda para que no exista ningún lugar que propicie la desconexión por falta de energía. La conexión absoluta y constante debe ser garantizada y facilitada.

También las paredes se involucran en este cometido, pues su grosor debe ser prudente, para permitir la fácil transmisión de las ondas radioeléctricas a través de ellas y que así, estas lleguen sin problema a cada dispositivo electrónico; el espacio es tan solo un facilitador en el uso de estos dispositivos, pero una parte importante en el adiestramiento del cuerpo.

Entre los tantos nuevos requerimientos espaciales se encuentra un factor común, precisión de disimular y camuflar estas nuevas tecnologías que se insertan, pues son diseñadas de manera tal que su inserción en la vivienda o en cualquier otro ambiente parezca mínima ante los ojos humanos; el camuflaje es norma. Un ejemplo son aquellas venas eléctricas que resguardan en las paredes, son la facilidad más primitiva que estos dispositivos reclaman, nuevamente -estas venas- invisible antes los ojos, pero esenciales para los dispositivos que requieren energía.

No tan inocente un nuevo dispositivo es insertado en la vivienda , pues propicia de manera invisible la conexión a un universo de vigilancia y control: el router. Este aparato transmisor de la tan apreciada señal de wifi , nos indica el alcance de nuestro movimiento sin la pérdida de conexión;, he aquí una de las muestras más poderosa del control ejercido a través de ellos, la dependencia de estas invisibles conexiones, palpables únicamente a través de los dispositivos: las ondas. Pues son límites invisibles que dirigen al cuerpo a habitar estos espacios que las poseen, inciden en el desplazamiento, las distancia recorribles, ahora todo espacio doméstico requiere tener acceso a ellas. De no ser así, ese espacio espera una pronta obsolescencia.

Pero no termina aquí, la ciudad es cómplice también. Bajo un rótulo de: Wifi gratis, el parque, la avenida, el café se convierten en facilitadores del control constante y como si no fuera suficiente ¡el mobiliario también! Una nueva complicidad: sillas, mesas, paredes, cargadores, lámparas que facilitan esta conexión. Nos atan a ellos, volviéndolos elementos indispensables, transmitiendo una sensación de despreocupación y tranquilidad al usuario por contar con ellos.

- ¡Ah! ¡el miedo a la desconexión!, el nuevo límite. 

Establecida está la necesidad absoluta de la conexión constante.

Imágenes intervenidas

Imagen 1: ´´Nunca es suficiente´´ Dibujo original por David Hockney British, Cushions, 1968. Etching on wove paper. Modificada por María Paula Díaz

Imagen 2: ´´Venas´´ Dibujo original por David Hockney, 1937; the bell tower from the Story The boy who Home to Learn Fear. For six fairy tales from the brothers the brothers Grimm. Modificada por María Paula Díaz

imagen 3: ´Ondas´´ Dibujo original por David Hockney,The Luxor Hotel (1978), coloured crayon on paper. Modificada por María Paula Díaz




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