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JIM CARREY - Te amo y te odio

Jim Carrey:
Te amo y te odio

Por
Fabio Albornoz


1. Aquel joven canadiense

Proveniente de Ontario, Canadá, Jim Carrey debe ser uno de los humoristas/actores que más amor y odio genera. Su estilo eléctrico, sus mil caras y su humor físico, fueron la clave del éxito en Estados Unidos durante mediados de los 90 y principios del 2000. Se transformó en un sello para la comedia adulta y familiar, porque Carrey ya era un personaje en sí mismo, capaz de fabricar con mucha improvisación gags subidos de tono, o chistes inocentes con cierta malicia escondida en el doble sentido.

Pero antes del éxito, era un joven canadiense que a los 15 años se ganaba la vida haciendo imitaciones de Elvis Presley, James Stewart y Jerry Lewis. Este último, su verdadero referente de la comedia.
Las fantásticas películas de Jerry Lewis interesaban no tanto por la trama, si no por la figura que estaba delante. Cuando escuchamos decir que X actor lo único que hace es hacer de sí mismo, pareciera como si fuese sencillo. Bajo ese lema, todos seriamos geniales como Chaplin, Keaton, los hermanos Marx, Woody Allen o Lewis. Pero cada uno de ellos construyó un personaje carismático, con sus propias características que, de alguna manera u otra, hizo de cada película un gran acontecimiento.

Lewis es el mismo en “The Bellboy”, “The Ladies Man” o “The Nutty Professor”. Cambian ligeramente los argumentos, pero siempre están puestos al servicio del humor físico (y gesticular) de Lewis, quien, mediante gags, hace mover la trama.
Pongamos como ejemplo “The Ladies Man”. Es un show de gratuidad para el lucimiento de Lewis. Canta, baila, se tropieza, hace mil caras y comete un error detrás del otro.

¿Alguna vez se quejó alguien de que Lewis hacia siempre el mismo personaje? Probablemente, pero no importa demasiado, porque Lewis es enorme como director y actor. No necesita de la versatilidad, porque ha construido una personalidad entera que atraviesa su filmografía. No me interesa tanto lo que “The Ladies Man” narra, si no verlo a él, en todos sus excesos. Y algo de eso ocurre con Jim Carrey, capaz de hacernos ver incluso las películas malas, automáticamente elevadas por su presencia.


2. Rumbo a Hollywood

Carrey, como tantos otros humoristas, arrancó haciendo stand up en un pequeño bar ubicado en Toronto, hasta que decidió marcharse a Los Ángeles, en busca de nuevos horizontes. Allí fue telonero de Rodney Dangerfield. Algunos productores de televisión quedaron fascinados por la elasticidad de Carrey, así que lo empezaron a meter en pequeños cameos de series poco relevantes.

Corría el año 1980, y Jim Carrey se presenta al casting del mítico programa de la NBC, “Saturday Night Live”, que desde 1970 funcionaba como una cantera de humoristas devenidos en grandes estrellas de la comedia norteamericana. Pero Jim Carrey, no fue elegido. Quien sí lo hizo fue Eddie Murphy, que había hecho un camino parecido al de Carrey con stand up, y luego lideraría la taquilla por el resto de la década del ochenta.

En 1981, aparece en el telefilm canadiense de 45 minutos, “Rubberface”, en el que hace de un joven iniciado en el mundo del stand up. Hay algunos pasajes de lucimiento en el escenario, pero se trata de un mediometraje sin demasiados logros.
Su primer protagónico oficial llegara en 1983 con “Copper Mountain”. Un largo de televisión producido en Canadá que apostaba decididamente por las cualidades actorales (y físicas) de Carrey, además de estar compuesta por un montón de segmentos musicales que rellenan los 60 minutos de extensión.

Tras estas dos experiencias cinematográficas en Canadá, vuelve a Estados Unidos, donde obtiene roles muy secundarios en otras películas de TV como “All in Good Taste”, “The Sex and Violence Family Hour”, “Finders Keepers”, uno de los últimos films de Richard Lester, y algunas presentaciones especiales en series.

Su suerte cambiara para siempre en 1985 con “Once Bitten”, donde obtiene el papel principal junto a Lauren Hutton. Muchos lo consideran su verdadero primer protagónico, ya que “Copper Mountain” es un rejunte de momentos sueltos que buscan estirar el relato hasta transformarlo en largo.
“Once Bitten” fue un moderado éxito de $10 millones de dólares (solo en Estados Unidos). Una comedia de terror adolescente sobre una vampira que, para mantenerse joven, debe conseguir a un

hombre virgen como alimento. La víctima en cuestión será el propio Jim Carrey, que está bastante lejos de su potencial, en una cinta que funciona poco y nada.
Un año más tarde comparte elenco con Helen Hunt, Kathleen Turner y Nicolas Cage en “Peggy Sue Got Married”, dirigida por el maestro Francis Ford Coppola. Y luego colabora (en un rol muy secundario) con Clint Eastwood en “The Dead Pool”, la quinta entrega de la saga “Harry el sucio”.

Estas dos últimas películas le permiten obtener un papel en “Earth Girls are Easy” (1988), una película extrañísima (y mala) con Jeff Goldblum, Geena Devis y el propio Jim Carrey haciendo de extraterrestres coloridos que aterrizan en la tierra. Uno de ellos, se enamora de una mujer (Devis) que está a punto de casarse.
Solo en los ochenta se podían financiar semejantes delirios, y, aun así, poder contar con un reparto de estrellas. El film es ciencia ficción, comedia y musical al mismo tiempo. Combo insólito e imposible de explicar, que además fue un fracaso comercial.
Pero para la carrera de Carrey puede ser visto como un verdadero primer destello de lo que era capaz en el cine. Se lo ve gracioso y lúcido.

Otra cosa muy interesante que se da tanto en “Once Bitten” como en “Earth Girls are Easy” son las referencias a Jerry Lewis. A nivel dialogo en “Once Bitten”, cuando la novia del personaje lo compara con Lewis, y en “Earth Girls are Easy”, donde los extraterrestres prenden la TV y encuentran “The Nutty Professor”. El alien de Carrey queda fascinado e intenta imitarlo.
Entre 1988 y 1990 alterna papeles secundarios en series, telefilms, y una nueva colaboración con Clint Eastwood en “Pink Cadillac”, donde hace el mismo personaje que en “The Dead Pool”. Vale aclarar que ninguna de ellas fue dirigida por Eastwood.
La fama en el cine, parecía demorarse, pero todo comienza a cambiar en 1991, cuando ofrece un brillante stand up de media hora, luego comercializado por Michael French como “Jim Carrey: The Un-natural act”. Allí expone al máximo toda su plasticidad y gestualidad. Esto llevo a que productores de cine decidieran inmediatamente contratarlo para una serie de películas que serían la gran apuesta del verano.


3. Fama y esplendor

El año 1994 marca el inicio de la fiebre por Jim Carrey, que protagoniza tres films de enorme éxito: “Ace Ventura”, “The Mask” y “Dumb and Dumber”.
El primero de ellos, “Ace Ventura”, sale en febrero. Dirigida por Tom Shadyac. En ella, Carrey hace propio, un personaje inolvidable. Un detective especializado en rescatar animales secuestrados. Si el film funciona, es por su enorme interpretación.

La película fue destruida por los críticos, e incluso Jim Carrey fue nominado a los premios Razzie como “Peor nueva estrella”. El apoyo del público fue, sin embargo, extraordinario. Recaudo más de $100 millones de dólares (con un presupuesto de 15M).
En julio vuelve a arremeter con el estreno de “The Mask”. Dirigida por Chuck Russell, que venía de realizar dos cintas de terror. Cameron Díaz y Jim Carrey conforman una dupla memorable, en esta película grotesca, caricaturesca y plagada de ideas, que con el tiempo se transformara en uno de esos clásicos contemporáneos.

¿Alguien puede imaginar a otro actor haciéndolo mejor que Carrey? No creo. Es un papel hecho a la medida del delirio y energía de Jim.
De febrero a julio, Carrey paso de ser nominado a los Razzie como peor actor, a ser nominado en los Globos de Oro. Pero claro, para no quedar en ridículo, los Razzie volvieron a nominarlo por este papel.
Las críticas fueron muy positivas, y la recaudación, monstruosa. Más de 350 millones, con un presupuesto de 20. A esta altura, en un año, Carrey pasaba a ser garantía de éxito comercial.
1994 era glorioso para su carrera. Y faltaba más. En diciembre llega “Dumb and Dumber”, la ópera prima de los hermanos Farrelly, que luego se transformarían en símbolos de la nueva comedia americana.

Se han empecinado en ver a “Dumb and Dumber” como una comedia mala, que le hace un monumento a la idiotez, pero, si bien eso último es así, los hermanos Farrelly son muy astutos. Construyen una gran sátira de la sociedad norteamericana llevándola al extremo de lo estúpido. Los Farrelly filman con enorme talento, una road movie que es una orquesta de gags entre Carrey y Jeff Daniels. Dicho brutalmente, una especie de “Easy Rider” de la comedia absurda, en donde el trayecto de los dos “tontos” funciona simbólicamente como radiografía de los 90.

Comercialmente recaudo $250 millones, y costo 17. Negocio redondo para los productores.
Parecido a Jerry Lewis y Peter Sellers, Jim Carrey toco tres personajes devenidos instantaneamente en iconos, por su carisma y su tremenda compenetración en las características de cada uno de ellos. Los hizo propios e irrepetibles. Lo que todo actor desea.

Sin descanso, en 1995, el fallecido hace un par de semanas, Joel Schumacher (“Lost Boys”, “Falling Down”), obtiene un proyecto de una ambición enorme. Rodar la tercera y cuarta entrega de la saga de Batman, que Tim Burton había abandonado en la segunda parte.
Schumacher ya se había interesado por Carrey cuando aún no era famoso, pero la producción para la que lo quería, no había salido adelante. Pero el tiempo finalmente los encuentra en “Batman Forever”.

La idea estilística era alejarse de la oscuridad de Burton, para aproximarse al estilo visual de la serie de los 60 con Adam West, y rescatando también cierto tono humorístico. El papel que le dieron a Carrey fue el del Acertijo, una gran elección de casting dentro de una película fallida, pero simpática (jamás horrible como se ha dicho).
Ese mismo año retorna al papel de Ventura en su secuela, “Ace Ventura: When Nature Calls”, otro rotundo bombazo comercial.

Su siguiente proyecto: “The Cable Guy” (1996). Una comedia dirigida por Ben Stiller, salido hace un par de años de Saturday Night Live. Tal vez la película en la que el exceso de Carrey juega demasiado en contra. Nunca me gusto demasiado. El salario de Jim Carrey, se transformó en un récord para la comedia.

“Ace Ventura”, “The Mask”, “Dumb and Dumber” y “The Cable Guy” son, en mayor o menor medida, películas para un amplio público. Y lo fantástico de Carrey es que, podía tirar chistes para los adultos, y al mismo tiempo, a través del físico, ser gracioso para los más chicos.

Todas ellas recibieron calificación PG-13. Mirándolas hoy, parece una anomalía, sobre todo por los momentos claramente sexuales que poseen, pero son las cosas extrañas (e incomprensibles) del pasado.

En 1997 vuelve a unir fuerzas con el director de “Ace Ventura”, en la comedia taquillera del año: “Liar Liar”. Una película para toda la familia, con Carrey en el papel de un abogado incapaz de mentir gracias al deseo de su pequeño hijo.
Nuevamente fue nominado a los Globos de Oro por una actuación eléctrica, construida por y para Jim. Quien, al no poder decir mentiras en los juicios, batalla contra su propia boca y cuerpo.

Pero un nuevo Carrey surgirá en 1998, uno que mezcla su frescura, su parte más inocente y mucho corazón, en la magistral “The Truman Show”, dirigida por el gran Peter Weir (“Witness”, “Dead Poets Society”).
Jim Carrey está contenido y moderado. Era el primer papel serio y dramático de su carrera. Demostrando que su talento era capaz de traspasar la barrera de los géneros. Su trabajo en “The Truman Show” puso en aprieto a sus detractores que, hasta el día de hoy, aman la película (ya un clásico), y admiten que nadie lo pudo haber hecho mejor que él. Y si, nadie podía hacerlo mejor.
Insólitamente, no tuvo nominación a los Oscars en 1999.

Luego de la colaboración con Weir, filma con otro maestro, Milos Forman. Él, absolutamente transformado para el rol de Andy Kaufman, una figura extraña, un comediante, un performance, uno de esos tipos únicos... en cierta medida, como lo es Carrey. Irrepetible, como Jim.
Su proceso, su forma de trabajar, su personificación, están perfectamente capturados en el documental (disponible en Netflix) “Jim & Andy”, que se adentra en el conflictivo rodaje de “Man on the Moon”, una película extraordinaria.

A fines de los noventa, Carrey se estaba desplazando de la típica comedia familiar, a interpretar papeles más serios, que presentaran una nueva vertiente dramática para su trayectoria. Es cierto, estaba buscando una nominación a los Oscars (que nunca pudo conseguir), pero también era una ambición personal, salir de la zona de confort.

Algunos empezaban a cuestionar que Carrey se repetía así mismo, entonces la respuesta de él era esta seguidilla de personajes maravillosos y totalmente distintos entre sí.
Tras estas dos apuestas muy fuertes, Jim Carrey inicia la nueva década con los hermanos Farrelly, y otra genial comedia, “Me, Myself & Irene” (2000). 
Nuevamente, una road movie, con un policía de protagonista que sufre un trastorno de personalidad. Esto nos permite disfrutar del Jim más desatado y gracioso desde “Dumb and Dumber” (1994).
El mismo año, interpreta al mítico Grinch, en la película de Ron Howard. Escondido bajo capas y capas de maquillaje, allí esta Jim Carrey, totalmente reconocible y perfecto para la ocasión. “The Grinch” es otra película loquísima, jugada, y también hasta perturbadora para los pequeños. La escalofriante apariencia de Grinch podría, perfectamente, dejar sin dormir a muchos de ellos.

2001 estrena “The Majestic”, de Frank Darabont, donde regresa de alguna forma al Carrey más serio, por la línea del de “The Truman Show”. Una sólida feel good movie sobre el mundo del cine en los años 50.
Su amigo, Tom Shadyac (“Ace Ventura”), lo llama para que protagonice en 2003 “Bruce Almighty”. Con Jennifer Aniston y Morgan Freeman. Conocida en algunos países latinoamericanos como “Todopoderoso”. Donde Carrey hace de un tipo al que Dios le otorga todos sus poderes por un día. Otro exitazo que confirmaba que, aquel canadiense, aún seguía alimentando las arcas financieras de Hollywood.

En 2004 interpreta a Olaf en la super producción para toda la familia: “Lemony Snicket’s...”, y la más trascendental junto al director Michel Gondry, “Eternal Sunshine of the Spotless Mind”, otro clásico instantáneo para gran parte de los cinéfilos.
Un film que combina, de nuevo, lo mejor del Jim Carrey más contenido. Te hace reír y llorar. Sus detractores tuvieron que volver a ocultarse debajo de la mesa al ver esta melancólica (y bella) pieza.

La figura de Jim Carrey desprende, más allá de su locura, toda una melancolía y una inocencia que se combinó de una manera hermosa en ese cuerpo de films que son “The Truman Show”, “Man on the Moon”, “The Majestic” y “Eternal Sunshine of the Spotless Mind”. Sin restarle mérito a las otras comedias que filmo, igual de geniales (algunas más, otras menos).
¿Cuántos personajes memorables debe interpretar un actor para ganarse tal respeto? Lo de Jim Carrey fue glorioso, por eso cuando se lo compara con tipos como Adam Sandler o Ben Stiller, debo decir, con todo respeto, que siguen estando a años luz, aun a pesar de haber trabajado con directores de enorme reputación, y de haber protagonizado algunas buenas películas.

Cada personaje de Jim Carrey es distinto, pero a la vez, cada uno de ellos es suyo. Y es único. No muchos actores lo han logrado en la comedia norteamericana del noventa para acá. Por eso, mi definición contundente, es que se trata de uno de los artistas más talentosos que Hollywood nos dio.


4. Fracasos y decepciones

A partir de este punto, la obra de Jim y su continuidad, van a tener un punto de inflexión. Aparece “Fun With Dick and Jane” (2005), un divertido remake de la cinta del 77’. Luego, en 2007, protagoniza una nueva película de Joel Schumacher: “The Number 23”. Un thriller oscuro bastante torpe, aunque original, que presenta una nueva faceta actoral.

En ese mismo período, el ritmo de trabajo de Jim empieza a decaer poco a poco. Los proyectos escasean, y es aventajado por algunos nuevos humoristas que empiezan a ser las caras visibles de la comedia. Jim debe conformarse con hacer la voz de varios personajes animados, y luego protagoniza una lograda comedia dirigida por el buen Peyton Reed, “Yes”.

“Liar Liar” y “Yes” podrían ser un buen tándem para ver. En una, el personaje es incapaz de mentir, y en la otra, incapaz de decir NO. Son todas comedias menores, pero sólidas y muy graciosas.
El 2009 le permite colaborar con el maestro Robert Zemeckis en el film animado “A Christmas Carol”, poniendo la voz de Scrooge. Y luego, protagoniza junto a Ewan McGregor, una película fabulosa (otra más para su trayectoria), “I Love You Phillip Morris”.
Una comedia dramática de un riesgo enorme, que narra la historia de un padre de familia que, harto de vivir en la mentira, deja de ocultar su homosexualidad, viviendo libre y sin prejuicios. Para poder mantener un estándar de vida alto, se ve envuelto en una serie de fraudes que lo llevan a prisión.

Jim Carrey sale desnudo, se da besos con McGregor, y encarna un personaje fascinante. Nueva prueba de su enorme versatilidad, dentro de una película adulta. Este será, definitivamente, el último gran papel de Carrey (en el cine) hasta la fecha.
“I Love You Phillip Morris” fue un enorme fracaso comercial, y eso se explica también por su calificación R. Algo extraño y nuevo para su carrera.
Dos años después acepta a regañadientes (y sin nuevas propuestas), “Mr. Popper´s Penguins”, una inocente comedia familiar que -otra vez- no funcionó como se esperaba. Y estaba ocurriendo algo... las nuevas generaciones no veían a Jim como un símbolo.
El paso del tiempo y la industria, canibalizan. La audiencia empezaba a soltarle la mano a Carrey y disfrutaba de nuevas caras. Dos fracasos comerciales tan grandes parecían borrar años de trayectoria. Daba la sensación de que ya no bastaba con Carrey, faltaba algo más.

A nivel personal, Jim Carrey venía sufriendo una fuerte etapa de depresión, lo cual también explica los vacíos laborales que empieza a tener.
Hace en 2013 un cameo en “Anchorman 2”, interpreta al villano de “Kick Ass 2”, y forma parte del millonario elenco de la gran comedia “The Incredible Burt Wonderstone”, protagonizada por Steve Carrell y Steve Buscemi. Ninguno de los tres films como protagonista, y para peor, todos ellos fueron fracasos.
Quienes aparecen casi de milagro son los hermanos Farrelly en el 2014. ¿La idea? Filmar “Dumb and Dumber To”, la secuela 20 años después. Con Carrey y Daniels, lejos del momento ideal. El film tuvo un éxito moderado.

El 28 de septiembre del 2015, su pareja, Cathriona White, es hallada muerta en el departamento. Las pericias concluyeron que se trató de una sobredosis. White, había dejado una carta anunciando que hace 4 días había terminado su relación con Carrey. Pero los medios enseguida se lanzaron a su ataque. Carrey ya era conocido por sus fuertes baches de depresión y adicción al alcohol, así que la hipótesis dentro del periodismo fue que ella había sido inducida a este espiral autodestructivo.
La prensa accedió al funeral, y capturo una imagen que se esparció por todos lados, la de Jim cargando el féretro.

Hubo un largo período de ausencia, y en 2018 apareció en VOD, “Dark Crimes”, un thriller oscurísimo (al estilo “The Number 23”), que debería haber salido en 2016, y cuyo estreno limitado termino postergado.
La película más seria y solemne de la filmografía de Jim Carrey. Fallida, modesta y un reflejo del período oscuro que estaba viviendo el actor.
No hubo nada más hasta 2018, cuando se estrenó la serie de televisión “Kidding”, una tragicomedia dulce y amarga a la vez, con el protagónico total de Jim Carrey. Un material que parece canalizar y exorcizar perfectamente la depresión, y esa pulsión de muerte que rodeaba a Jim. Los tiempos de felicidad parecían lejanos, a nivel laboral, y más aún, a nivel personal.

A comienzos de este extraño 2020, interpretó (y muy bien) al villano Dr. Robotnik en la película “Sonic”. Lo que confirma su primer intento por resurgir, dentro de una industria de la que lleva alejado más de 10 años.
El tiempo dirá si Jim es capaz de obtener otro protagónico. Por lo pronto, el desafío será volver a reconstruirse para perdurar. Volver a transformarse en un símbolo de las nuevas generaciones, o en todo caso, volcarse hacia una nueva faceta de su trayectoria.


5. Ideas finales

Jim Carrey ha sido por años el rostro que convocaba a las grandes masas. El rostro por el que la gente pagaba sus entradas. El rostro más taquillero de la comedia de los noventa.
El hombre que supo trabajar con grandes directores como Milos Forman, Francis F. Coppola, Michel Gondry, los Farrelly, Peter Weir, Frank Darabont, Robert Zemeckis, Joel Schumacher, Ron Howard, Chuck Russell y Peyton Reed.

Es hipnótico, seduce a los grandes y también a los chicos. Y, considero que hay una mirada entre soberbia e infantil cuando despreciamos a Carrey de adultos. No es poca cosa. Hace ver fácil o factible, lo imposible.
Su carrera podría ser la envidia de cualquier actor. Ustedes díganme: ¿cuántos (en los últimos años) interpretaron papeles tan diversos entre sí? Jim Carrey puede ser un extraterrestre, el Grinch, un tonto, Andy Kaufman, un hombre que vive dentro de un reality, un padre de familia harto de ocultar su homosexualidad, un detective de mascotas, el Acertijo, la Mascara, un policía con doble personalidad, un abogado que no puede mentir o el hombre al que le borraron todos los recuerdos.

¿Y saben qué? Cada uno de ellos es único. Nadie lo haría mejor que Jim Carrey. Él los hace icónicos, imposibles de sacártelos de la cabeza.
Incluso los que lo odian, también lo aman. Porque en algún momento de sus vidas, los hizo reír o llorar. Porque protagonizó películas extraordinarias que combinan su genialidad y su sensibilidad. Ante eso, no hay nada que hacer.

Yo también lo odio y lo amo. Pero no lo odio por su humor físico, lo odio porque me hizo ver hasta sus películas malas, y lo amo porque me hizo disfrutarlas.
Al fin y al cabo, el amor y el odio en la figura de Jim Carrey no son categorías tan opuestas. Se entremezclan y hasta se dan la mano.

Yo te amo, Jim. Porque me hiciste reír, me hiciste soñar, me hiciste llorar, fuiste el rostro de mi infancia, y luego te descubrí como genio artista. Te amo en tus excesos y delirios. Te amo en tu melancolía y nobleza. Te amo en tus mil rostros.
Te amo... pero, en caso de que no te vuelva a ver, ¡buenos días, buenas tardes, y buenas noches!
JIM CARREY - Te amo y te odio
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