Así como en 1844 aparecieron los llamados “fósforos de seguridad” (pronto publicaremos una reseña al respecto), en 1898 dos químicos franceses, Savene y Cahen, crearon un nuevo tipo de cerilla llamado “integral”.
Dicha cerilla funcionaba a base de sesquisulfuro de fósforo, en lugar de fósforo puro, y clorato de potasio, de manera que era menos tóxica. Además, evitaba la posibilidad de una combustión espontánea y podía encenderse frotándose contra cualquier superficie rugosa. Poco después, en 1899, se desarrolló un método seguro para fabricar cantidades industriales de sesquisulfuro de fósforo, por lo que el “fósoforo integral” empezó a ser producido en cantidades industriales.
Fósforos El Diablo, una de cuyas cajetillas aparece en la imagen, fue uno de los representantes más importantes de este tipo de cerillas en Colombia.
Dicha cerilla funcionaba a base de sesquisulfuro de fósforo, en lugar de fósforo puro, y clorato de potasio, de manera que era menos tóxica. Además, evitaba la posibilidad de una combustión espontánea y podía encenderse frotándose contra cualquier superficie rugosa. Poco después, en 1899, se desarrolló un método seguro para fabricar cantidades industriales de sesquisulfuro de fósforo, por lo que el “fósoforo integral” empezó a ser producido en cantidades industriales.
Fósforos El Diablo, una de cuyas cajetillas aparece en la imagen, fue uno de los representantes más importantes de este tipo de cerillas en Colombia.
