Cartilla que propone un recorrido para niños y familias a través de acertijos, juegos y actividades por las 8 obras que están concursando por el VII premio Luis Caballero organizado por IDARTES.
Ilustraciones: Ricardo Zokos.
Diseño gráfico: Tangrama gráfica.
Un caballero es alguien que tiene un caballo. Eso todos lo sabemos.
Sin embargo, nuestra situación es distinta, pues aquí era el caballo quien tenía a su caballero.
¿Cómo? Pues es simple, el caballo era del grande de tu mano. Por eso acostumbraba andar al
hombro de su caballero, y con una bocina le aconsejaba rutas y le contaba historias.
Las historias que cuenta todo caballo: cabalgatas por enormes paisajes, aventuras
extraordinarias por montañas y sabanas.
Pero pasó que el caballero perdió su caballo, o el caballo perdió al caballero.
Eso sucedió un día que estaban discutiendo caballo y caballero, pues a caballo se le había
caído una herradura y se negaba a continuar el viaje, mordiendo con insistencia el hombro del
caballero:
- ¿Cómo quieres que ande si no tengo herraduras? – Decía caballo.
- ¡Pero si aquí el que anda soy yo! – Le respondía el caballero.
- Pues no me muevo ni un metro.
- ¡Pero si el que se mueve soy yo, tú no andas ni un centímetro!
- No me muevo.
- Pero tu herradura es del grande de una uña… y del dedo meñique, nadie encuentra eso.
- Yo no me meto con tus uñas, no te metas con mis herraduras.
Y de la rabia caballo dio una triple vuelta en el aire y del hombro del caballero fue a dar al piso. Y
entonces desapareció.
Cómo no podían verse, uno por ser muy alto, y el otro por ser muy bajo, cada quien salió por su
lado, ahora tendrán que atravesar montañas y sabanas para volver a encontrarse.
Sin embargo, nuestra situación es distinta, pues aquí era el caballo quien tenía a su caballero.
¿Cómo? Pues es simple, el caballo era del grande de tu mano. Por eso acostumbraba andar al
hombro de su caballero, y con una bocina le aconsejaba rutas y le contaba historias.
Las historias que cuenta todo caballo: cabalgatas por enormes paisajes, aventuras
extraordinarias por montañas y sabanas.
Pero pasó que el caballero perdió su caballo, o el caballo perdió al caballero.
Eso sucedió un día que estaban discutiendo caballo y caballero, pues a caballo se le había
caído una herradura y se negaba a continuar el viaje, mordiendo con insistencia el hombro del
caballero:
- ¿Cómo quieres que ande si no tengo herraduras? – Decía caballo.
- ¡Pero si aquí el que anda soy yo! – Le respondía el caballero.
- Pues no me muevo ni un metro.
- ¡Pero si el que se mueve soy yo, tú no andas ni un centímetro!
- No me muevo.
- Pero tu herradura es del grande de una uña… y del dedo meñique, nadie encuentra eso.
- Yo no me meto con tus uñas, no te metas con mis herraduras.
Y de la rabia caballo dio una triple vuelta en el aire y del hombro del caballero fue a dar al piso. Y
entonces desapareció.
Cómo no podían verse, uno por ser muy alto, y el otro por ser muy bajo, cada quien salió por su
lado, ahora tendrán que atravesar montañas y sabanas para volver a encontrarse.
Texto por María Buenaventura y Julia Buenaventura
Garabatos y bocetos.