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[Cuento] Los Orígenes de la Luna Ensamblada Lapetus

LOS ORÍGENES DE LA LUNA ENSAMBLADA

Saturno, al igual que la tierra, sería la cuna para el apogeo de una civilización que se desarrollaría durante millones de años en aquel planeta.
Este planeta sufrió un proceso de ordenamiento atómico de sus gases, los cuales lograron estructurarse para generar conciencia e inteligencia. Con el tiempo las moléculas descubrieron que podían ordenar sus átomos aún más, hasta materializarse en cuerpos sólidos, almacenando en su interior agrupaciones gaseosas conscientes. funcionando de la misma forma en que un exoesqueleto recubre externamente a un artrópodo, 
La forma de estos cuerpos en un inicio variaba intensamente, al igual que la inteligencia y conciencia de los seres que habitaban esos cuerpos, encontrando algunos extremadamente grandes, así como otros totalmente absurdos. Producto de los sucesivos cambios, tanto a nivel de la organización atómica del planeta como de los seres con cuerpo que lo habitaban, surgieron numerosas adaptaciones a su entorno, hasta que finalmente, cuerpo y planeta, entraron en una etapa de estabilidad. En esta etapa, los cuerpos no sufrieron más cambios y estandarizaron sus características composicionales para lograr mantenerse constantes. A este periodo se le conoció como “El Origen”.

En “El Origen” existían aún grandes gases que vagaban en el planeta, pero que todavía no se solidificaban externamente, esto debido a que no todas las composiciones existentes poseían los atributos necesarios para atravesar este proceso. Sin embargo, aquellos seres con cuerpo que sí poseían atributos de inteligencia, conciencia, adaptación, entre otros, comenzaron a darse cuenta de que no sólo podían influir sobre sus propias moléculas, sino que tenían la capacidad de moldear otros cuerpos diferentes a ellos y transformarlos. 

Luego vino la época del “Florecimiento”, en donde los seres corpóreos se vieron enfrentados a algo desconocido: grupos de entes nunca vistos llegaron a su planeta desde otra galaxia u otros espacios planetarios, dentro o fuera del mismo universo. La búsqueda del lugar de origen de estos seres extrasaturnianos fue un misterio que perduró por siglos, así como también lo fue entender el objetivo de su visita a Saturno.

Los seres corpóreos de gas no temieron ante la presencia de estos entes extrasaturnianos, pues sus cuerpos no tenían sentimientos; más si tuvieron curiosidad ante la diferencia que existía: aquellos entes estaban compuestos con otras organizaciones moleculares diferentes a las saturnianas, y por esta razón, poseyeron a los entes extrasaturnianos, fundiéndose en un solo ser y generando una nueva raza de organismos de carne blanda y cuerpos duros, con consciencia, sentimientos e inteligencia, de tamaños y de poderes limitados para maniobrar de forma natural el ambiente atómico que les rodeaba. 

Sus cuerpos ahora totalmente densos, les permitirían desplazarse sobre la superficie más profunda y concreta del planeta gaseoso (“capa tectónica”) y a la vez, les permitiría la manipulación de los objetos sólidos que pudieran encontrar en el planeta, desarrollando a lo largo de su existencia hasta la conquista total del planeta Saturno, durante millones de años, tecnologías y sociedades jerarquizadas, a la par que se reproducían para expandirse en número. Esta civilización híbrida recibió el nombre de Cronitas.

Saturno se convirtió en un planeta próspero, con distintos grupos de Cronitas gobernando las ciudades que se desarrollaron y crecieron en toda la esfera celeste, las cuales habitaron cada rincón del planeta. 
No conformes con su propio astro, crearon manufacturas para poder viajar a otros planetas, y también, para recibir con gran gusto a sus vecinos planetarios, incluso a aquellos que venían de otras galaxias. Aunque existían rivalidades con algunos entes extrasaturnianos, la mayor parte del tiempo los habitantes de distintos planetas eran razonables en cuanto a sus necesidades y lograban mantener un adecuado sistema de intercambio entre lo que podían producir, y los productos o servicios que podían comprar a los Cronitas.

Uno de los Cronitas más conocido en todo Saturno, era el dueño administrativo de cuanto hospedaje existiera en el planeta. Su fama había empezado cuando heredó este negocio desde su grupo familiar, sus relativos habían sido los pioneros en establecer lugares para recibir a distintos seres espaciales, o Primitas, como se le solía llamar a los seres extrasaturnianos. No sólo eso, el grupo familiar se caracterizaba además por poseer los secretos de la tradición que les permitía manipular ilimitadamente los átomos de su entorno, tradición que sólo el 0,1% de los Cronitas actualmente poseía. 
Su nombre era Prim Szuk. Sus establecimientos estaban acondicionados para adaptarse ante las singularidades de diversos Primitas, pues eran asesorados por los sabios del planeta. Szurk los elegía personalmente, cuando estos terminaban sus estudios en las áreas de Tecnología Ambiental, Mecánica Universal, Acondicionamiento Primario para Primitas (curso ideado especialmente para el turismo espacial), Ciencias Universales y Council. Evidentemente los Cronitas que sacaran los mejores resultados serían luego dispuestos a lo largo de la cadena de hospedajes para trabajar en laboratorios subterráneos.
Al ser un planeta tan grande, la familia Szurk sacó provechó al secreto que recorría su tradición Cronita, creando un mecanismo de Teletransportación que sentaría las bases para su gloria planetaria. Para esto, dos Cronitas debían programar aparatos que se conectaran cuánticamente, y así permitir el viaje inmediato desde un punto “A” a un punto “B”. La Teletransportación sería el gran punta pie para asentar la fama de Prim.
La verdadera composición anatómica y cuántica de los cuerpos de los Cronitas siempre fue tema de conflicto, ya que la leyenda de la fusión entre los Entes originarios que se formaron en Saturno y los seres que vinieron desde otro planeta, solía considerarse un relato que se extendió de Cronita en Cronita, a lo largo de los años. Hasta el momento, nadie había dado fe cierta de que esta historia fuera real. Por lo que, en cuanto a composición, no se conocía realmente qué porcentaje era puramente Saturniano y qué porcentaje provenía desde otro lugar, ni cuál era exactamente aquel lugar. Independiente de la obsesión de algunos Cronitas sobre estas materias, trabajaban muy duro para ofrecer sus servicios tecnológicos, los cuales eran liderados ciertamente por los Szurk, y que constituían la principal fuente de ingresos del planeta. 

Había un buen trato entre los Cronitas y los Primitas, pero especialmente entre Prim Szurk, su cadena de hospedajes, y los seres más ricos que habitaban el espacio. El famoso Cronita no tenía problemas en realizar inventos en secreto, y que obviamente, confiaba a sus sabios para crear, sin siquiera consultarlo previamente con organizaciones fiscalizadores del gobierno planetario. Esta institución no se daba por enterado del intercambio ilegal que ocurría a sus espaldas, consiguiendo de esta forma que la fama y el poder de la familia Szurk no sólo fuera legalmente intraterrestre, sino que era conocida como ilegal en toda la galaxia.
Uno de los casos más emblemáticos a los que se tuvo que enfrentar Prim Szurk fue lo sucedido en sus laboratorios al principio de la era de la Teletrasportación y que dejaría una marca en la familia Szurk, y más aún, en la familia Cronita Virqou. En los denominados laboratorios subterráneos de uno de los hospedajes de la cadena, era donde el hijo único del sabio Virqou, Gorr Virquo, pasaba la mayor parte de su tiempo cuando soñaba. Con tan sólo 1.01 años galácticos, estaba acostumbrado a quedarse completamente solo, mientras su superiora maternal, o “Esme”. como le solía decir, aclamada sabia en su localidad, trabajaba arduamente investigando y realizando inventos que pudieran satisfacer las demandas de Prim.
Gorr no conocía personalmente a Prim Szurk, pero cuando se sumía en sus sueños y pensaba en él, lo imaginaba con el rostro de su superior paternal. Ni aún en las imágenes intersaturnianas-de-entretenimiento, Prim Szurk había mostrado su verdadera fisonomía. Siempre que aparecía utilizaba una máscara-casco, que cubría toda su cabeza. Por lo que, en la imaginación del pequeño Gorr, era él quien sacaba este aparato de su cabeza y miraba fijamente a los ojos de su superior paternal, quien era en ese momento, Prim Szurk. Sobre su “Espe”, la verdad es que sólo conocía el rostro de aquel Cronita gracias a las impresiones-estáticas en su nicho-saturniano-de-recogida, lo había visto en los álbumes de impresiones-estáticas o en las paredes del nicho donde colgaban con títulos como “De Vacaciones en Irshhov”, “Nuestro pleotronio”. Sin embargo, a pesar de no haber preguntado nunca directamente la historia de cómo fue que él desapareció, había escuchado a través de las puertas, en secreto, la historia que marcó su vida y también la de los hospedajes Szurk. Según escuchó, su superior paternal había desaparecido mientras trabajaban en la Desatomización, técnica que mejoraría la Teletransportación. Al parecer, Virqou, minutos después de enterarse de la noticia de que había nacido Gorr, entró en una especie de pánico dentro de la máquina de experimentos en la que estaban trabajando, e intento salir de ella a toda costa, lo que provocó que volviera al estado gaseoso inicial, evaporando su cuerpo duro y blando, provocando su desaparición (en vocablos técnicos fue desatomizado-sin-regreso). Hasta el día de hoy no se sabe su paradero, si está en alguna parte del planeta o de la galaxia, o si simplemente, Virqou se encuentra en el aire flotando como una nube de gas.
Este suceso salió a la luz cuando la Teletransportación ya era comúnmente usada en el planeta, lo que provocó una gran ola de desconfianza en Szurk y sus servicios, a pesar de los intentos que realizaron para mantener la imagen legal en Saturno. A raíz de esto, el reconocido Cronita, se vio en la obligación de establecer un nuevo atractivo que hiciera merma a los rumores que recorrían su industria de hospedajes. La mejor forma de hacerlo fue preparando un gran invento para desviar la atención de sus coterráneos Saturnianos, tanto como de los Primitas, hacia algo que jamás hubieran imaginado. 

De acuerdo a cómo se contó esta historia de Cronita en Cronita, su punto culmine sucedió en unos edificios apartados del centro de la ciudad, donde se encontraba la oficina de Prim Szurk. En el séptimo piso, un aparato-de-comunicaciones-de-ondas-audibles sonaba sobre una mesa adornada con bellas plantas cerráneas, algunas levitaban unos centímetros por sobre la superficie. Una cronitas de 7,8 años galácticos llevaba colgado de su bolsillo una identificación. Su nombre, al igual que el de muchas otras cronitas era Lihndha. “Lihndha Stord, oficina general” dijo al contestar. 
La voz que sonaba del otro lado estaba audiblemente molesta por un asunto al que ella no le tomó peso, pues comenzó a hojear las páginas de una manufactura-editada-para-la-entretención que estaba sobre la mesa. Desde una esquina, alguien escuchaba los gritos emitidos, hasta que Lihndha levantó la vista hasta la silla en la que se encontraba, y extrañada le preguntó: “¿Su nombre es Estebanio?”. “Es –tre- vanio” Respondió aquel, marcando las letras del medio para aclarar la confusión habitual a la que le someten los Cronitas cada vez que leen su nombre. Lihndha volvió la vista y continuó hojeando hasta que cortaron en la línea de voz. Pasado un momento, como si nada de eso hubiera sucedido, se levantó de su asiento y al pasar frente a él, le indicó que lo siguiera.
Avanzaron a lo largo de los cubículos en donde otras Lihndhas atendían a otros Cronitas como aquel de nombre Estrevanio. Cuando llegaron hasta al ascensor, Stord le pasó un instructivo, se dio media vuelta y regresó a su cubículo meneando visiblemente las caderas. “Vaya Cronita fatal” susurró para sí, antes de observar las indicaciones: 
“Prim Szurk lo espera en el 15avo piso, cubículo 1501ª. Al llegar toque el timbancero y anuncie su nombre. Atte: la dirección”.

Cuando el Cronita llegó hasta la puerta, arregló sus trajes y la melenuda cabellera, asegurándose además de que su bigote estuviera estilizado y que las plataformas no tuvieran manchas. Tocó el timbancero y anunció su nombre. “Estrevanio Sanrs”. Una voz cortante y áspera le indicó que entrase.
Al abrir la puerta un fuerte olor le embriagó, la intensidad lumínica hizo que las pupilas de Sanrs debieran ajustar la cantidad de luz que ingresaba para poder captar más intensidad, pues la habitación apenas tenía un par de aparatos-luminiscentes encendidos. Prim Szurk se encontraba de pie detrás de su mesa, dando la espalda a Sanrs, observando algo que parecía ser tremendamente interesante. 
-Así que, Estrevanio –Dijo con voz áspera y tranquila- Te estaba esperando. 
-Disculpe no haber venido con anticipación. Desde que se cambiaron a este edificio ha sido muy difícil conseguir permisos para teletransportarse y los archivos no estuvieron listos hasta…
-Estrevanio –Dijo secamente, interrumpiendo sus excusas- Mira por la ventana, por favor.
Estrevanio Sanrs no sabía lo afortunado que era de poder estar en ese momento en la oficina del Prim Szurk, pues sólo desde ese cubículo se podía observar, y por primera vez, el gran invento que revolucionaría la industria de hospedajes. 
-No entiendo, ¿Qué es lo que quiere que vea?
- ¿No observas nada diferente Estrevanio? 
Sanrs entonces, observó agudamente todo lo que sus ojos pudieran ver. Los edificios tenían las luces encendidas a causa de la noche, algunos negocios atraían la atención debido a señales que generaban un gran impacto visual por sus colores, otras tenían anuncios iluminados con neón. Más allá, donde terminaba la ciudad, se observaba la planicie de los vertedores, el desierto que constituía el patio de aquella localidad en una de las ciudades más aclamadas de Saturno. Si se continuaba con la vista fija, se podía observar el inicio del cielo. Entonces Sanrs cayó en la cuenta de qué era lo que el señor Szurk quería que observara.
-La luna, señor…
-Así es – Dijo una voz pegada a su hombro. Prim Szurk había aprovechado la distracción para acercarse sigilosamente hasta donde se encontraba, poniéndose a su lado. – Está terminada. 
Sanrs permaneció mirando fijamente en aquella dirección, pero pudo ver de reojo la gran sonrisa que contenía el rostro de Prim Szurk, y la cual, sólo él tenía permitido ver. Su interior comenzó a latir fuerte, muy fuerte. Se sentía embriagado por el olor de la habitación. Esta era la primera vez que había tenido tantas dificultades para ver a Prim, otras veces, y gracias a que no sólo es su asesor personal en los servicios de hospedaje, podían reunirse sin dificultad en su antiguo cubículo. Entonces no estaba aquella Cronita llamada Lhindha, ni ninguna otra Lhindha. 
-No pensé que lo harías –Empezó a articular Sanrs, mientras sus artefactos-de-perfección-visual se resbalaban por la nariz. 

Prim Szurk tomó su cintura y le giró para besarlo, la felicidad ya no podía contenerse en un solo cuerpo, mucho menos en un cuerpo Saturniano que no estaba diseñado enteramente para sentir emociones. Sanrs y Szurk mantienen un romance secreto desde hace más de 0,5 años galácticos, y había sido justamente él, quien diera la idea de construir un Hospedaje enorme, para facilitar el ingreso a los seres más vigorosos de los universos existentes. 
Situado a 3.561.300 km (en escala terrestre) de Saturno, con una órbita atípica para diferenciarlo de sus pares naturales, se encontraría bañado en hielo y nieve, pero en su interior albergaría un recinto enorme con capacidades bastas para recibir gran variedad de Primitas. Este recinto abarcaría todo el interior del satélite artificialmente construido gracias a la tecnología de la Desatomización y Teletransportación. Su gran figura estaría unida por una enorme franja que atravesaría la superficie externa, en donde también se encontrarían dos grandes cráteres que harían de entrada para embarcaciones espaciales de diversos Primitas. En el futuro sería fuente de confusión para los humanos, quienes la observarían muchos eones después, sin comprender su origen exacto, denominándola Lapetus.
 
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