Este austriaco fue uno de los grandes expresionistas, conoció a Gustav Klimt, Sigmund Freud y Gustav Mahler. Kokoschka es uno de los artistas que más admiro por la manera en que conjugaba los colores con pinceladas llenas de textura, y por cómo captaba la personalidad y aura de las personas que posaban para él, quienes rechazaban sus cuadros porque se veían a sí mismos más feos, viejos o en una mala postura. A él poco le importaba esto, pues buscaba una realidad descarnada; la subjetividad en su obra venía de los amargos años de la Primera Guerra Mundial, pero también del romance que tuvo con Alma Mahler, viuda de Gustav Mahler.
Mi retrato fue a partir de una foto que le tomó Hugo Erfurth (1874-1948) a Kokoschka en 1920. Erfurth fue el retratista por excelencia de la vanguardia artística e intelectual de la República de Weimar en los años veinte. Otto Dix, Max Beckmann, Marc Chagall y Paul Klee, también posaron para él. Erfurth mantenía un estilo elegíaco caracterizado por el uso natural de la luz, lo cual resultaba en una penetración psicológica. En el caso de Kokoschka, su mirada triste y sensible fue lo que me atrajo pensando a la par en sus pinturas y su vida.