Tarija 1937 – 2007. Ha publicado junto a Jesús Urzagasti,  la revista de poesía y cultura Sísifo (Córdoba, 1959; La Paz, 1964). Su libro Akirame (1966) obtuvo la distinción Faja Amarilla otorgada por la Honorable Municipalidad de la ciudad de La Paz.  figura en antologías de poesía de América. Es autor del ensayo Campero Echazú: poeta de la tierra y el árbol (1977) y de los libros de poesía 1879 (1961), Akirame (1966), Provincia del corazón (1987), Morada del olvido (1989), Solo indigencias (1990), La sal de la tierra (1992), Gabriel Sebastián (1994), Humberto Esteban (1994), Camino y cal (1997), Inscripciones (1997), Umbrales (1998), Memorias cercanas (2001), Memorias recurrentes (2002), Cercas de soledad (2003) y Sobre las hojas de otoño (2006).

“Su poesía es engendrada en el silencio. Vive en él y en él nace. Sin embargo, ese silencio no es un espacio cerrado, sordo. Es una melodía de orden interior que se traduce en íntima comunicación y concentración en el mundo. [...]
Echazú pertenece a la generación convencida de la defensa de la dignidad de la poesía como quehacer espiritual. Lejos de posiciones teóricas, está la convicción de una búsqueda de autenticidad que lo confirma con su reescritura. Poeta sin artificios, de la vertiente clara, pero profunda, que comunica una experiencia de vida a través de una lectura sensible de su entorno, en cuyo centro está el hombre grande en su dolor y su duda». ROSARIO QUIROGA

El contenido de esta colección de poemas es Selección de Lucila López Tamayo y pertenece a sus libros Gabriel Sebastián y Humberto Esteban (La Paz 1994):



 
   Gabriel Sebastián


A  Lucila López
          

               1

Hablemos
De tu pequeño
mundo
como un patio
lleno
de infancia
o de la tarde
que se queda
en sus tapias
inhabitada
de olvido
_ Nadie
casi
nadie
en tan pequeña
circunstancia
de vida
podría hablarte
de olvido.

               2

Gabriel
somos el reflejo
de un solo
destino
que abarca
otro tiempo
y otra historia
en una sucesión
Infinita
que nos depara
el punto
épico
de partida.

            3

Te amo
Gabriel
y que el rey
no me lo prohíba
ni se alargue
en su ley.
No por cadenas
que tenga
dejará
la espada
de caer
sobre su cuerpo.

            4

Cuando
en tus manos
se dibujen
mapas
de otros mundos
y el afán
de haber vivido
sea la faena
del olvido.

            5

Hablemos
De tu pequeño
mundo
como un patio
lleno
de infancia
o del arquetipo
de los pescadores
o de nuestra
Provincia
con sus cosas
eternas.

            6

¡Gabriel Sebastián
de nombre
torre
o
cumbre
que se nombra
como indivisa
palabra!



Humberto Esteban


              1

Con una palabra
tuya se acrecentó
el universo
crecieron las hierbas
en las márgenes
de todos los ríos
del mundo
se abolió el aprendizaje
de la escritura
en los niños
y todo fue simple
como al principio.

                  2

Entre tú y yo creo
que no existe nada más
que el dibujo de un niño
con su bandera
_por ejemplo_
o lo que tú quieras
después del azar.

             3

Date la bienvenida
porque aun siendo otro
eres tú el que llega
siempre.
Date la libertad
porque siendo ella única
a veces nos dormimos.

               4

Crece
pero enséñame
algo para saber
cómo lo hiciste.
o
¿Qué hermosa debería
ser la vida
para
Humberto Estebán!

                 II

                  5

¿Cómo convencerte
que este árbol
no tiene la idea
de haber nacido?

                   6

Tú eres feliz
porque Dios hace ladrillos
y eres dichoso
porque hay ladrillos.

                  7

Dame una estrella
de tu juego
hay vísperas en tu alma.
Dame una estrella
de tu juego antiguo
porque tú originas
el universo.

                  8

Orfebre
de piedras
Labrador
de mundos.


                III

                9
¿Cómo hablar
de la luz
si son tus ojos
donde veo mi alma?

               10

El viento sopla
y germina la tierra
a través de ti.
Yo admito la lluvia
tú la simiente.

                 11

Corre tu risa
tras el sol
y engendras estrellas
en el cielo.

                 12

Si el rocío
perfuma la tierra
junto al alba
te doy mi alma.

                  13

Sólo señalo el camino
no hay recodos
junto a ti.


                   IV

                   14

Tú me dictas
yo escribo:
una mariposa
cuya
heredad
trasladaba
en sus alas.

               15

¿Quién se columpia
en el arco irís
o qué mariposa
vuela sobre un río
sin haberlo?

                16

Y abres los ojos
para mirarme.
Mira nuestro patrimonio
no está despojado
de tus límites.

                
                 17

Se abrió la puerta
del amanecer
y sólo en la puerta
creció la luz.
Pero de ti dependió
la claridad
del amanecer.

                 18

Una mano sabia
te puso otra mano sabia
en la frente.
Y recorrimos juntos
la irresponsabilidad.

                 19

Me acojo a la plenitud
de tu inocencia
y a la barbarie
de tu tristeza.



                    V

                  20
Se acabó la luz
prende tu alma.

                  21
Yo sólo quería
el sol
pero después vinieron
tus pies.


                  22

Tienes la altura
Roberto Echazú
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Roberto Echazú

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