Observatorio Boreal Ártico en Rovaniemi.
Proyecto para un complejo turístico rural.
El proyecto fue desarrollado conjuntamente con mi compañero y amigo Miguel Orozco Martín, para presentarlo a un concurso de estudiantes convocado por la página Archmedium entre Enero y Mayo de 2012.
El programa establecía además del propio observatorio, espacio para un planetario, 10 habitaciones, un restaurante y un área de saunas con un total estimado de 800 m2, implantados en un área de gran extensión, muy poblada de árboles y una acusada pendiente, donde cabe resaltar la presencia del río Kemijoki, que separa el área donde se emplaza la propuesta del casco urbano de Rovaniemi.
"El territorio en estado puro, que se desdibuja entre un cielo oscuro repleto de luces de neón y un espejo de agua, tranquilo. Un bosque de árboles, como pilares que sostienen imágenes que bailan sobre sus copas. Un proyecto que se antoja a evocar los valores propios de la naturaleza, el contacto entre cielo, tierra y agua. A la vez estático, parece no inmutar lo existente; por fuerza dinámico, constituyendo un nuevo entendimiento del lugar, del paisaje cultural."
El proyecto se planteó como una serie de módulos cúbicos que albergaran los distintos usos, y fueran enlazándose mediante una pasarela.
Debido a las condiciones particulares del contexto, entre las que se destacan su clima con copiosas nevadas y la gran cantidad de vegetación existente, el módulo se deformaría hasta alcanzar una forma que encontrara el equilibrio con el medio inmediato en el que se implanta.
Cada habitación, el observatorio o el planetario forman parte de un todo y a la vez funcionan como fragmentos independientes. Un refugio pequeño pero que consigue constituirse como una nueva traza en el territorio, un territorio basto e inacotable. No se impone un volumen rígido, sino uno deformable y que es cambiante, por ello es capaz de mantener esa sensación de estar dentro de un laberinto de referencias que constituyen un emplazamiento único.
De forma que elevándose sobre un elemento vertical de sustentación que intenta asemejarse a un tronco de árbol y mimetizarse con el entorno, cada módulo busca despegarse del suelo hasta encontrar esa zona con menos densidad de hojas para permitirse unas ciertas vistas, siempre tamizadas por el bosque en el que se inserta. La cubierta se inclina para facilitar la rápida evacuación de la nieve e impedir su acumulación, y el limpio volumen cúbico se deforma en una muestra de profundo respeto a los árboles circundantes.
En los 3D presentados a continuación, no se han incluido árboles, debido a que su densidad hubiera impedido la concepción total del proyecto.
Buscamos establecer un diálogo entre la naturaleza y la impuesta artificialidad de la construcción, un complejo que crea un artificio de sólidos y vacíos, no saber si existe el dentro o el fuera y donde termina el proyecto o comienza. Un límite difuso e incontrolado.
Pieles de un acero terso, que provoca el desarrollo de reflejos y sombras, una alegoría que busca que esos brillos, al igual que ocurre en el cielo aparezcan y desaparezcan. A su vez contrastando con la textura propia del lugar, la madera, la roca o la piedra. No hay que esconder el proyecto, el proyecto debe potenciar los valores preexistentes constituyéndose en sí mismo con imagen e identidad.
Un caminar por las diferentes cotas posibles, una constitución de imágenes narrativas, que como una historia se desenvuelve pero de la que aún no se sabe el final, e incluso no se tiene claro el principio. Es el protagonista de la historia, el que decide que camino tomar, donde está el destino y cual serán sus puntos de parada y encuentro. La interrelación de entre hombre y arquitectura, entre ambos y naturaleza, entre la contingencia de las posibilidades.
