“Pedimos por favor que no se realicen reuniones, el sistema de salud está por colapsar” el personal médico tanto del sector público como privado repiten la rogativa de no tener que elegir a quién salvar y a quién dejar morir. General Roca es una de las ciudades cabeceras del sistema de salud y está al limite de ocupación de camas. Los contagios no paran y el impacto de las reuniones -sobre todo familiares- dispararon las estadísticas. En ese contexto se llamó a movilizar en “defensa de la patria”. ¿Cuán en riesgo está la “República” para ponerse en riesgo de un contagio?

Caravanas de autos, bocinazos, himno, muchas banderas argentinas y un sinnúmero de carteles. Expresan euforia, se miran con orgullo y con la complicidad con la que une ve a une hincha del mismo club cuando va camino a la cancha. Hay un componente intergeneracional, aunque la representación de quienes son adultes mayores -hoy en población de riesgo- es mayoritaria. Seguro hay patrones, empleades, profesionales o simplemente autónomos, se percibe un sesgo de clase y por momentos el odio les hermana, les emparenta, les hace familia. Sin muchos conocimientos acreditados aseguran que el problema es la ignorancia. Se percibe una oda al sentido común, sin embargo se adhiere a tesis conspiracionistas complejas que van desde la puerta de su comercio en una ciudad de la norpatagonia al escritorio de Soros o Bill Gate. Miran de reojo a la prensa, exigiendo la libertad de prensa. Pancartas reclaman la defensa de la propiedad privada por más que quienes las lleven estén privadas de propiedades. Se autoproclaman libertaries, pero exigen cárcel sin justo proceso. 

El #17A ha dejado la preocupación por un posible contagio masivo y de la ampliación de una emergente hidra propia de ficciones distópicas.  
Esa bandera
Published:

Esa bandera

Published:

Creative Fields