*El texto original reza: “Hoy fui a trabajar. No fue un buen día. Recortaron mi sueldo. Odio mi trabajo y a mi jefe. Hace años envío varios CV a diario. Todavía no logré nada pero aunque cueste no pierdo las esperanzas. Volví a casa. Al menos vi perros en el camino. Proceso de desinfección y ducha caliente. Unas horas para quejarme e indignarme viendo las noticias. El colapso está cerca. Odio este país. Restricciones. Prohibiciones. Vigilancia. Hora de las clases virtuales. Cuesta emprender el proceso creativo cuando todo a tu alrededor emana negatividad. 4, 2, 6, 8, 7. Las notas y el promedio ya no me importan. Deberían. Se supone que estudiar me va a ayudar a mejorar mi vida y cambiar de trabajo. Algún idiota sin un ápice de creatividad (dios sabe cómo entró a una agencia) entabla una conversación con el docente de turno. Tiempo muerto. Hora de chequear las redes sociales. Ah sí, no podía ser un día completo sin ver a otros bastardos con suerte y home office, gozando de un salario pleno y no secretando veneno 8hs a diario. La furia me motiva a seguir entrando a LinkedIn y otros tantos portales. MAils Inboxes. Boca e oca.Nada. ¿Vale la pena seguir estudiando? Ya estás un poco grande. ¿Será útil el título? Seguís en Argentina. El tiempo avanza. Vos no. No hay norte. No importa lo que haga, no hay salida. Si la hay, no importa lo que haga, no es suficiente. Cursos, carrera, exprencai. Todo un gran cero a la izquierda. Al menos se que no soy el problema. Estoy por sobre la media. Tengo talento y habilidades. Mi único consuelo. ¡Ah, un mail y una propuesta!” Una charla. Un nosotros te llamamos. Un boleto de ida con vuelta condicional a la laguna de la depresión. Tengo que mudarme. Plata. Tengo que irme de Argentina. Título. Tengo que cambiar de trabajo. Suerte. Plata. Y todo lo demás. Mi mente no da más. A la cama. La bronca y la desorientación me hacen el “a ró ró”. Desperté a las 5AM y Morfeo no volvió a abrazarme. La canción de guerra anuncia que ya son las 8. Ya no sé qué me motiva a salir de la cama, pero evidentemente hay algo. No tiene mucho sentido, pero se viene otro día de intentar escapar.

La obra se titula “ Falsche Freiheit ” y es la representación de
un descenso hacia la locura.
Se utilizó: Papel aluminio (a falta de espejos), cartón, papel y
alambre.
Básicamente es un libro con el mismo texto en cada página,
donde el autor dejó fluir la frustración de intentar cambiar su
vida en vano, por más que goce de libertad absoluta para
hacerlo. No puede escapar, sin importar lo que haga. Si bien
como mencioné, el texto se repite, a medida que se cambia de
página se van omitiendo o acotando palabras y frases que le
dan una connotación aún más negativa. Acompañando cada
vuelta de página, hay una hoja de papel aluminio que: en
primer lugar refleja al lector y también se va desmejorando
para representar el cambio de percepción de la realidad, el
tiempo y autoestima que sufriría alguien en la mencionada
situación; pero en segundo lugar y no menos importante, hace
partícipe de la obra al lector desde el primer momento.Además
del daño emocional, se intenta reflejar la pérdida de noción de
tiempo, borrando de a poco los días, meses, años, fechas. Otro
elemento a destacar es la encuadernación. Para este fin, se
utilizó alambre. Si bien éste no cuenta con púas, es algo que
suele estar sobre los muros (muchas veces utilizados como
borde carcelario) para disuadir de entrar o salir de algún lado y
que si aún se hiciera, el proceso fuera doloroso. En las últimas
páginas, todo está roto y averiado, el descenso se completó y
los calendarios no quedan atrás.