De ira, dolor y lƔgrimas
de espĆritus incendiarios
de andar todo el tiempo a contravĆa
pero sobre todo, a contra natura.
Levantados entre amenazas atĆ³micas
se calcinĆ³ todo rastro de nuestra mansedumbre
y por esperanza nos impusieron la incertidumbre.
Incautos, impuros
los primeros -o Ćŗltimos- hijos de puta
a los que se les dio
la gana
de abrir
los ojos.
La libertad se proclamĆ³ como el credo de la rebeldĆa
La comodidad y la obediencia nos hicieron dĆ³ciles
y la vida se redujo a una lucha contra sĆ mismo
o a dejar morir el espĆritu.