El presente Proyecto Final de Carrera tiene como objetivo principal realizar una reflexión sobre los problemas actuales a los que se enfrenta el urbanismo y el arquitecto como diseñador y organizador de la trama urbana a la hora de planificar el crecimiento de las ciudades.
En un momento de crisis del sector, habiéndose producido un estancamiento e incluso un decrecimiento de la población en nuestro país, resulta necesario replantearse el modelo de expansión de las urbes, de manera que las previsiones se ajusten lo máximo posible a la realidad y sean, a su vez, sostenibles y respetuosas con el medio ambiente y la historia del lugar.
Con este problema de fondo nos encontramos además con el panorama que ha dejado la especulación urbanística y el desarrollo descontrolado de barrios residenciales en la primera década del siglo XXI, legando como consecuencia espacios sin identidad, y en el caso que nos ocupa, baldíos. Además, como comprobaremos más adelante, estos planeamientos anteriores a la crisis reflejan una falta de consideración y respeto total a las preexistencias, tanto del suelo, elementos topográficos o la misma trama urbana, lo que produce una desconexión con el resto de la ciudad que también dificulta su desarrollo.
Así pues, la reflexión necesariamente ha de ser doble: el reto de la expansión urbana en el día de hoy condicionada por una preexistencia cuestionable, pero que impone una serie de condicionantes los cuales han de ser evaluados y tenidos en cuenta según cómo vayamos a afrontar el proyecto, siendo debidamente justificados.
A partir de esta reflexión surge una propuesta que busca dar solución a los problemas que se nos plantean: la vivienda construida sin consolidación del barrio, el límite no resuelto entre lo urbano y lo rural, la falta de identidad de los espacios proyectados, la desconexión con el casco histórico, el aislamiento de la alquería de San Rafael, la ciudad pensada para el coche. Todos estos problemas se atajarán desde un proyecto que trata de ser unitario y a la vez dinámico, de manera que coexistan diversos elementos que produzcan un flujo para que el nuevo barrio pueda ser leído por los habitantes como una parte del pueblo y no como algo aparte.
Para llegar a este resultado se ha realizado un exhaustivo análisis del lugar, de su historia, su sociedad y su morfología, para dar respuesta de la mejor manera posible a los requerimientos que exige el asentamiento y proporcionar un equipamiento que pueda formar parte de la vida de los ciudadanos gracias a su utilidad y los servicios que les ofrece, complementando así al pueblo y al nuevo barrio.
Tras analizar el municipio de El Puig se han extraído varias conclusiones:
—Es una población con una gran dotación de servicios públicos y equipamientos para la ciudadanía.
—Además de la agricultura y la industria, El Puig vive del turismo, con el aval de más de 60000 turistas anuales.
—La realización de eventos como las Jornadas Gastronómicas o la Ruta de la Tapa, además de la existencia de cinco salones de banquetes, demuestran la fuerte relación entre El Puig y la gastronomía.
Por estas razones se propone la realización de un centro gastronómico con una parte dedicada al público (restaurante y salón) y otra dedicada a una escuela de hostelería, dirigida no solo a habitantes del pueblo sino también de las poblaciones cercanas que puedan tener interés en esta actividad. Se completa el programa con una parte polivalente que se puede utilizar tanto por el alumnado como por el vecindario, dando un espacio de reunión interior anexo a la plaza que puede servir para realizar talleres, reuniones vecinales, exposiciones o cualquier evento que se considere de interés.
En un momento de crisis del sector, habiéndose producido un estancamiento e incluso un decrecimiento de la población en nuestro país, resulta necesario replantearse el modelo de expansión de las urbes, de manera que las previsiones se ajusten lo máximo posible a la realidad y sean, a su vez, sostenibles y respetuosas con el medio ambiente y la historia del lugar.
Con este problema de fondo nos encontramos además con el panorama que ha dejado la especulación urbanística y el desarrollo descontrolado de barrios residenciales en la primera década del siglo XXI, legando como consecuencia espacios sin identidad, y en el caso que nos ocupa, baldíos. Además, como comprobaremos más adelante, estos planeamientos anteriores a la crisis reflejan una falta de consideración y respeto total a las preexistencias, tanto del suelo, elementos topográficos o la misma trama urbana, lo que produce una desconexión con el resto de la ciudad que también dificulta su desarrollo.
Así pues, la reflexión necesariamente ha de ser doble: el reto de la expansión urbana en el día de hoy condicionada por una preexistencia cuestionable, pero que impone una serie de condicionantes los cuales han de ser evaluados y tenidos en cuenta según cómo vayamos a afrontar el proyecto, siendo debidamente justificados.
A partir de esta reflexión surge una propuesta que busca dar solución a los problemas que se nos plantean: la vivienda construida sin consolidación del barrio, el límite no resuelto entre lo urbano y lo rural, la falta de identidad de los espacios proyectados, la desconexión con el casco histórico, el aislamiento de la alquería de San Rafael, la ciudad pensada para el coche. Todos estos problemas se atajarán desde un proyecto que trata de ser unitario y a la vez dinámico, de manera que coexistan diversos elementos que produzcan un flujo para que el nuevo barrio pueda ser leído por los habitantes como una parte del pueblo y no como algo aparte.
Para llegar a este resultado se ha realizado un exhaustivo análisis del lugar, de su historia, su sociedad y su morfología, para dar respuesta de la mejor manera posible a los requerimientos que exige el asentamiento y proporcionar un equipamiento que pueda formar parte de la vida de los ciudadanos gracias a su utilidad y los servicios que les ofrece, complementando así al pueblo y al nuevo barrio.
Tras analizar el municipio de El Puig se han extraído varias conclusiones:
—Es una población con una gran dotación de servicios públicos y equipamientos para la ciudadanía.
—Además de la agricultura y la industria, El Puig vive del turismo, con el aval de más de 60000 turistas anuales.
—La realización de eventos como las Jornadas Gastronómicas o la Ruta de la Tapa, además de la existencia de cinco salones de banquetes, demuestran la fuerte relación entre El Puig y la gastronomía.
Por estas razones se propone la realización de un centro gastronómico con una parte dedicada al público (restaurante y salón) y otra dedicada a una escuela de hostelería, dirigida no solo a habitantes del pueblo sino también de las poblaciones cercanas que puedan tener interés en esta actividad. Se completa el programa con una parte polivalente que se puede utilizar tanto por el alumnado como por el vecindario, dando un espacio de reunión interior anexo a la plaza que puede servir para realizar talleres, reuniones vecinales, exposiciones o cualquier evento que se considere de interés.
Este proyecto fue presentado en enero de 2017 en la ETSA de la Universitat Politècnica de València.
