Fernand Léger reinventó el cubismo con una paleta de colores vibrantes y temáticas futuristas, reflejando su visión de una sociedad transformada por la industrialización. Sus obras, desde sus primeros experimentos en París hasta sus piezas más maduras como "Mujer con un gato", muestran una evolución constante en estilo y técnica. Su arte no solo se expresaba en lienzo; Léger se aventuró en el mundo del teatro y el cine, utilizando su talento en diversas disciplinas para explorar y comentar sobre la modernidad y sus efectos en la humanidad. Su legado, que se extiende más allá de su muerte en 1955, sigue siendo un testimonio de innovación y creatividad en el arte del siglo XX, inspirando a generaciones de artistas a mirar más allá de lo convencional y a experimentar con nuevas formas de expresión visual.