El barrio de la Merced, uno de los más antiguos, vivos, llenos de historias, y de personas.
Transitarlo con los sentidos atentos es una experiencia que da mucho para analizar. Desde salir del metro Pino Suarez y escuchar a las personas hablar por celular en lenguas indígenas, mirar a los indigentes dormidos a las puertas de la iglesia, caminar sobre fray Servando e ir dejando atrás bares, cantinas, peluquerías, todos atrapados en un tiempo que ha quedado atrás. Caminar las calles de la Merced, es sentir el abandono y el olvido.
Estar tan cerca de la realidad del sexoservico, y pensar ¿cuantas de esas mujeres estan ahi por amenaza o por convicción, cuántas que te esquivan la mirada si buscas sus ojos. Hacerse una idea de cuánto poder y dinero se mueve detrás de esas fachadas de vecindades clausuradas por investigaciones de homicidio es igual de dificil que hacerse una idea de cuánto dinero mueven los altos mandos con sus corruptelas y compadrazgos.
En esta crudeza es en la que sitúo el argumento para las 4 piezas que construí con un proceso un tanto de rizoma otro tanto de deriva. Andar el barrio de San Pablo con todos los contrastes que en éste son cotidianos, observarlos, entenderlos, aprehenderlos, digerirlos y producir algo con este condensado. Un ejercicio un tanto contradictorio ya que la deriva es de alguna manera una protesta, una actividad no económica, y de la cual nacen piezas fabricadas con aleaciones de metales, no tan puros, no tan finos, pero que contienen en si mismas un valor de diálogo, discurso y también comercial. En el cual también cuestiono el panorama de la joyería contemporánea, en el que a mi parecer una joya no debe de establecer su valor por la cantidad de metal fino o gemas preciosas, o empaques lujosos, o boutiques comerciales. Sino por el diálogo que entabla la pieza con sus materiales constructivos, con su entorno y con su portador.
Se enmarcan materiales poco comunes, como el deshecho de polvo de acero de un taller ubicado en la calle de Jesús María ó plumas extraidas de un plumero obtenido en el numero 18 de la calle Carretones acompañados de circones y granates, fibras naturales y trabajo artesanal. Con la única finalidad de recordarnos que el valor de los objetos no está determinado por su precio, o sus gramos en plata o la finura de las gemas, sino por el mensaje que éllas contienen ya que la riqueza está en el andar las calles y los vacios que dejan y no en andar los centros comerciales que los crean y los llenan.
la construcción de las piezas es un diálogo con los materiales, la técnica y las herramientas, desde su bocetaje mental , hasta la obra terminada, las formas se modificaron, las huellas están presentes en las manchas del latón por los acidos, la soldadura y el terminado. Son mapas de semanas de trabajo en taller, mapas de la ciudad, y mapas de mi quehacer en la mesa de joyero.
NOMBRE: Jesús María #153 A brazalete de latón
MATERIAL:
acero pulverizado
circonia sintética
Fibra de zacate
TÉCNICA:
calado y soldadura