Presenta algunos de sus monstruos, aquellos que saltaron a la vista, pero que al idioma le causan el pánico más grande. Todo es cuestión de respeto, al idioma, al interlocutor y sobre todo a tus ideas. Acá algunos, en la calle andan muchos más.
Es un caso bien particular de la academia, come y come tildes, cree que las mayúsculas no llevan tilde y se las traga, no sabe de acentos, entonces nunca se le entiende nada, le gusta estar en grupos numerosos, puesto que allí es donde encuentra su alimento.