Pesar de 120 kilos para arriba, medir más de 1.80m, ser de tez blanca, extremadamente alegre y cariñoso con los niños, son algunos requisitos que piden a la hora de contratar a un Papá Noel, ya sea en alguna empresa, evento, centro comercial, o una casa en particular.
Conocí a alguien que no solo cumple todas estas condiciones, sino también adora este trabajo y lo hace muy bien.
Conocí a alguien que no solo cumple todas estas condiciones, sino también adora este trabajo y lo hace muy bien.
Él es Richard Gadea, un sujeto carismático y bonachón, que trabaja normalmente de supervisor, pero desde hace ya 20 años, en cada víspera de Navidad, se convierte en el personaje más querido por los niños e incluso adultos.
Personalmente, siempre pensaba que a los niños no deberían ilusionarlos y condicionarlos a cosas materiales, pero me di cuenta que los niños solo esperan un abrazo, los adultos un saludo, y los más viejitos una sonrisa de él, para ser contagiados de esa chispa de magia navideña.
Personalmente, siempre pensaba que a los niños no deberían ilusionarlos y condicionarlos a cosas materiales, pero me di cuenta que los niños solo esperan un abrazo, los adultos un saludo, y los más viejitos una sonrisa de él, para ser contagiados de esa chispa de magia navideña.
¿Pero qué es lo que hace que un sujeto con un traje rojo y barba falsa cree este ambiente de ilusión y ternura alrededor?
Va más allá del negocio en el que se puede ver rodeado, es algo que en realidad puede iluminar los ojos de un niño como si estuviera hechizado de algo fantástico.
Entonces me aventuré a averiguarlo ..
"Todo empezó como un juego, cuando tenía 17 años, mi hermano mayor trabajaba de Papá Noel, un día me prestó su traje y me dijo que me daría 20 soles por cada salón que visite en un colegio disfrazado. A mi me daba vergüenza, pero era muy joven y sabía que iba ganarme algo de plata".
"Entonces acepté y la verdad no sabía muchas cosas, solo me senté y los niños hicieron lo que quisieron conmigo, después de eso me salió otro evento y así empecé".
"Le di el traje de mi hermano a una costurera cercana e invertí como 1200 soles para que le haga una copia. Luego me metí en programas de internet para saber más sobre San Nicolás, leí libros también. Así fue que cada año adquirí más experiencia".
"No ha sido fácil, he aprendido a tener bastante paciencia, los niños me han traído dulces y abrazos, como también me han pateado y vomitado encima, siempre hay niños que vienen moqueando, pero todo hay que aguantar pues".
"Mis hijas también creían en Papá Noel hasta los diez años, hasta que un día me descubrieron pintándome las cejas y tuve que contarles la verdad".
"Mi familia se involucró luego, porque entendieron por qué hago esto, lo principal es la alegría de los niños. Cada Navidad la paso en la calle, llevo a mi esposa y mis dos hijas en el carro y manejo disfrazado, porque tenemos poco tiempo para recorrer las casas donde me han contratado o lugares donde tengo que ir a entregar los regalos".
"He trabajado en muchos sitios, en centros comerciales, eventos, casas, limosinas, y en lugares muy humildes también"
"Cuando era adolescente empecé ganando de 30 a 40 soles y trabajaba en Jr. de la Unión. La gente empezó a recomendarme y ahora he llegado a tener contratos de 100 dólares por día y 5600 soles por campaña".
"Pienso que la gente lo ve como algo fantástico, se acercan a contarme sus problemas, los niños me confiesan si sus papás les pegan, si se portan bien, si comen su comida o si me escribieron una carta".
"Creo que lo que no consigues en el mundo, lo consigues siendo Papá Noel, el carisma de la gente, el amor, el cariño.
"No importa la edad, toda persona que tiene un niño en el corazón cree en Papá Noel.
Es un trabajo que me gusta tanto como los niños, y lo seguiré siendo hasta el día de mi muerte".
Es un trabajo que me gusta tanto como los niños, y lo seguiré siendo hasta el día de mi muerte".
