Cuento Ilustrado.
Trabajo realizado para seminario de Ilustración Digital consistente en tres ilustraciones, llevadas a cabo en base a la creación de pinceles y paletas cromáticas.
* * *
Ellos y las palabras.
Pocas eran las voces que se decían porque pocas eran las cosas para nombrar. Pero los andares del tiempo y los andares por donde pisaban hicieron que les fueran naciendo como necesidades, como urgencias de la boca. Hija sobre todo vivía a menudo con esas urgencias.
Trabajo realizado para seminario de Ilustración Digital consistente en tres ilustraciones, llevadas a cabo en base a la creación de pinceles y paletas cromáticas.
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Ellos y las palabras.
Pocas eran las voces que se decían porque pocas eran las cosas para nombrar. Pero los andares del tiempo y los andares por donde pisaban hicieron que les fueran naciendo como necesidades, como urgencias de la boca. Hija sobre todo vivía a menudo con esas urgencias.
Iba pisando con los pies por los por ahí con Hijo cualquier tarde y veía una hoja de árbol caída, con su verdor de viviente en el árbol ya ido y su ternura ya ida, con el amarillo de días en el suelo y una dureza que se quebraba en los dedos de Hija, que no la quebraba por placer sino para buscar esas urgencias que le nacían tanto.
Miraba entonces a Hijo y le decía "hoja". Hijo se daba cuenta de lo que le estaba pareciendo a Hija, y repetía "hoja" para alentarla, para darle fuerza al saber que estaba como brotando. Pero ahora que Hija tenía la confirmación de Hijo, tenía también un nuevo saber en sus ojos llenos de sonrisa.
Miraba entonces a Hijo y le decía "hoja". Hijo se daba cuenta de lo que le estaba pareciendo a Hija, y repetía "hoja" para alentarla, para darle fuerza al saber que estaba como brotando. Pero ahora que Hija tenía la confirmación de Hijo, tenía también un nuevo saber en sus ojos llenos de sonrisa.
Señaló al árbol y casi gritó "hoja", con sus simples ojos y sus labios y todo su cuerpo por el nuevo saber que se le aparecía. Compendió Hijo y también el gritó y se arrojó sobre la tierra y se llenó de polvo porque también él, ahora también él, tenía el saber. Distinta era a hoja de los días amarillos sin el árbol y las hojas de los días verdes tocadas, juntas, con el árbol.
Cuando hijo pudo ser sereno otra vez, le preguntó a Hija con la mirada cómo harían para llamarlas distinto, ahora que sabían el saber que nada de iguales tenían.
Cuando hijo pudo ser sereno otra vez, le preguntó a Hija con la mirada cómo harían para llamarlas distinto, ahora que sabían el saber que nada de iguales tenían.
Hija sonrió con algo como triunfo. Hija tenía respuestas. "Hojas en casa" serían las verdes, las tocadas a su árbol.
"Hojas en por ahí", las otras, "hojas caminantes" serían.
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"Hojas en por ahí", las otras, "hojas caminantes" serían.
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