Cuba es un país de contrastes. Un país que sabía lo que quería, pero en el camino se le olvidó.
A pesar de que el color lo invade todo, la absurda realidad impone que sus habitantes vivan en blanco y negro. Aquí las dificultades se superan con imaginación y esfuerzo. Las madres luchan para alimentar a sus hijos. Los hijos intentan nadar para salvarse, aunque ven tan lejano el paraíso prometido que muchos se dejan arrastrar hacia el fondo. Los abuelos están divididos: unos se aferran a aquello por lo que lucharon y lo defienden hasta la muerte, mientras que los otros maldicen haber disparado todos sus cartuchos al aire.
El futuro, al igual que el presente, es complicado. Cuba se divide entre los defensores aférrimos de la utopía y los que se dejan conquistar por cercanos cantos de sirena. Entre el blanco y el negro...