Año 1957.
Los líderes mundiales se han reunido en una asamblea extraordinaria de las Naciones Unidas... porque el planeta está a punto de colapsar. El avance de la raza humana en los últimos años llevó las cosas al límite... la naturaleza ya no aguanta más.
La conclusión es devastadora: El ser humano no puede permanecer ni un año más sobre la tierra, porque la aniquilación sería inevitable.
Pero de las grandes dificultades surgen las grandes soluciones... y esta vez no fue la excepción. Un millón de naves espaciales completamente equipadas para albergar la vida humana empezaron a ser construidas. ¿El plan? abandonar la Tierra para darle un respiro... y dejar que la naturaleza volviera a cubrir el planeta sin la presencia de ningún ser humano que lo impidiera.
Una pausa apenas justa después de siglos de abuso, un sacrificio que le enseñaría por fin a la humanidad la importancia de valorar sus recursos.
La estrategia era muy simple: la raza humana debería retirarse para darle una segunda oportunidad a la naturaleza, y después de varios años de monitorear la situación, regresaría al planeta para vivir por fin en armonía con el medio ambiente recuperado.
El difícil proceso se llevó a cabo... las naves fueron construidas y la humanidad inició su viaje hacia el espacio, a la espera de la recuperación terrestre. Pero se sospecha que algunos seres humanos, en desacuerdo con el plan, se quedaron ocultos en el planeta. Por eso fue necesario crear un escuadrón especial de personas que volvieran con cierta frecuencia, para vigilar que la naturaleza pudiera recuperarse sin interrupciones. Hombres y mujeres cuidadosamente seleccionados para los viajes a la Tierra...
