La primera vez que fui a Nuevo León y vi Potrero Chico, entendí el gran potencial que tenemos en México para la escalada en roca, este lugar se caracteriza por esas grandes paredes verticales de roca caliza y sus cientos de rutas para escalar.

Entre todas las rutas, El Sendero Luminoso se distingue por ser la más emblemática del lugar, ya que al llegar aquí, lo primero que ves es la imponente cara norte de El Toro.

Imaginen más de 500 metros verticales que se dividen en 15 “largos” donde 10 están arriba de 5.12 de dificultad. Muchas fisuras, pequeños agarres y malas pisaderas hacen de esta, una de las rutas de escalada deportiva más difíciles de México.

Cuando Andrés me dijo que quería “liberar la ruta” me impresionó el nivel de compromiso que estaba tomando con él mismo y yo me dispuse a acompañarlo.

Técnicamente liberar una ruta significa escalar toda la vía sin caerte. Escalar uno por uno todos los “largos”, si caes en alguno, comienzas de nuevo esa sección y si lo logras, al final del día habrás escalado toda la ruta sin caídas.

Andrés llevaba 4 años pensando en ella, poco a poco la idea de escalar El Sendero Luminoso en libre se fue convirtiendo en un sueño para mi amigo.

El pasado 17 de enero del 2019, comenzamos a subir a las 8:15am, la logística era sencilla, él escalaría y yo lo seguiría jalandome de la cuerda.

El segundo “largo” es el "crux" de la ruta, 5.12d (la parte más difícil) Andrés escaló un movimiento a la vez, yo en la reunión estaba atento para detener su caída con la cuerda pero él no cayó… gritamos de emoción, había pasado lo más difícil. Aún con mucha escalada por delante sabíamos que era posible.

Uno a uno Andrés fue “encadenando” todos los largos, subíamos poco a poco, el horizonte se alejaba, la exposición aumentaba y ahí estábamos, un par de amigos colgados cientos de metros intentando llegar a un lugar donde muchos dirían que no hay nada pero para nosotros está lleno de emociones, sentimientos, ideales y logros.

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El largo número 12, también es un 5.12d, la última parte difícil de la ruta, para este punto Andrés ya me había dicho, “no se como le estoy haciendo, pero lo estoy haciendo” Andrés comenzó a escalar y una vez más, ¡no se cayó! esta vez el grito de emoción fue más fuerte.

Seguimos subiendo y después de 530 metros verticales, Andrés Basich estaba en la cumbre de El Sendero Luminoso, cumpliendo así un sueño vertical, una cumbre, un encadene, un resultado y un ejemplo de voluntad sincera y personal.

Nuestros gritos de emoción fueron tan fuerte que nos contestaron desde el campamento.

También fue un reto para mi, “jumarear” en una cuerda dinámica cientos de metros con una mochila bastante pesada no fue fácil pero creo que la cuerda es un buen vínculo de motivación y lo logramos.

Cortometraje Documental: https://www.youtube.com/watch?v=up3ESIsyg8k&t=318s

"Felicidades Hermano, eres grande como las montañas que nos rodean"