El logotipo original, alterado muchas veces a lo largo de la historia de la marca, presenta numerosos problemas de dibujo que no tendrían importancia de no ser por su influencia en la credibilidad y la percepción de calidad de los productos.

Además de los evidentes problemas de legibilidad, el dibujo tenía inconsistencias en cuanto a estructura, grosores, construcción y forma de remates.

Pero no todo son errores, el logotipo original tenía algunos puntos fuertes que se debían reconocer y conservar. Su carácter manuscrito, el calibre perfecto, el lenguaje de formas reconocible y la distribución del peso fueron puntos de partida para el rediseño, más que errores por corregir.

El estudio de la estructura cursiva sirvió para reconocer una parte de la personalidad en las proporciones resultantes.

El estudio del contraste del pincel de punta ayudó a dar coherencia al modo en que los trazos finos se relacionan con los gruesos y a conferir unidad formal a los remates.

Sucesivos intentos de engrosamiento de los trazos finos permitieron reconocer la importancia de incrementar el contraste para mejorar la estética del logotipo en negativo. Las proporciones se condensaron un poco para permitir una mejor relación con el contenedor y un mejor desempeño en tamaños reducidos.

Por último diseñamos el contenedor. Aunque originalmente circular, aparentaba tener una forma ligeramente adiamantada, para lo cual decidimos usar una superelipse, que ocupa una superficie un poco mayor y aparenta mayor redondez.